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Culiacán, Sinaloa 📍 Sábado, 2 de noviembre del 2024 7:45 pm
Ya había pasado más de una semana desde la entrevista que tuvieron ambos, y Tito se encontraba en una situación complicada. Alyssa había salido de viaje con sus amigas, dejándole a su hija Annya a su cuidado. Al principio, pensó que sería un paseo fácil, pero pronto se dio cuenta de que cuidar a una niña de un año no era tan sencillo como había imaginado.
Mientras trataba de organizar su día, Tito se encontraba en la cocina, rodeado de juguetes esparcidos por todo el suelo y con una botella de leche en la mano. Annya, sentada en su trona, lo miraba con ojos grandes y curiosos, como si estuviera evaluando sus habilidades como padre.
—Ok, Annya, vamos a hacer esto —dijo Tito, respirando hondo—. Primero, un biberón. Luego, un poco de entretenimiento.
Sin embargo, a medida que intentaba calmarla y prepararle algo de comer, la pequeña comenzó a hacer ruidos, señalando hacia el televisor, donde un canal de dibujos animados estaba transmitiendo canciones infantiles.
—¿Quieres ver tus dibujos, chiquita? —preguntó Tito, sintiéndose un poco perdido.
Annya asintió emocionada, y Tito no tuvo más remedio que colocarla frente al televisor, dándole el biberón. Mientras tanto, se dio cuenta de que no podía dejar que su día se convirtiera en un caos. Tomó su teléfono y le envió un mensaje a Alyssa.
Tito: "¿Cómo va el viaje? Annya y yo estamos sobreviviendo, pero necesito tus tips de mamá urgente 😂."
En cuestión de segundos, su teléfono sonó. Era Alyssa.
Alyssa: "¡Todo bien! ¿Cómo va la situación? Te olvidaste de ponerle la música de fondo, ¡eso es clave! 🎶"
Tito se rió, sabiendo que tenía razón. Con un gesto rápido, encendió la bocina bluetooth y comenzó a reproducir una lista de reproducción de canciones infantiles que Alyssa le había recomendado.
—Ahora sí, Annya, ¡a disfrutar! —exclamó, mientras la pequeña comenzaba a moverse al ritmo de la música.
Sin embargo, pronto se dio cuenta de que cuidar a Annya significaba más que solo darle de comer y ponerle música. La pequeña comenzó a gatear por la sala, y Tito, a pesar de sus intentos de ser un padre responsable, se sintió completamente abrumado.
