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Culiacán, Sinaloa 📍 9 de noviembre del 2024 2:35 pm
Habían pasado unos días desde que Alyssa regresó de su viaje, y Tito había tomado una decisión importante: quedarse en casa toda la semana. Necesitaba ese tiempo para reconectar con su familia, disfrutar de su hija Annya y, por supuesto, compartir momentos con Alyssa. Annya no podía estar más feliz, viendo a su papá todos los días, jugando con ella, cantándole y haciéndola reír. Por otro lado, Alyssa también estaba encantada; tener a Tito en casa más tiempo era algo que siempre valoraba, y esa semana había sido especial para los tres.
Ahora era sábado, y el ambiente en la casa era de pura emoción. Ese día era el bautizo de la hija de Luis R Conriquez, un amigo cercano de Tito y Alyssa, además de un colega en la música. El evento prometía ser una gran reunión, llena de amigos, familia y, por supuesto, música, como siempre era con Luis.
Tito, como siempre, estaba relajado, sentado en la sala mientras veía a Annya gatear con su juguete favorito. Alyssa, por otro lado, estaba en su cuarto, eligiendo el outfit perfecto para el evento, porque si algo era seguro, era que no podían llegar a medias.
—¡Tito! —gritó Alyssa desde arriba—. ¿Ya sabes qué te vas a poner? ¡No quiero que me salgas con tus gorras de siempre!
Tito rio desde el sillón, jugando con Annya, mientras le respondía con su tono despreocupado:
—¡Claro que sí, plebe! Ya tengo listo mi traje de bautizo profesional —dijo, exagerando el tono para hacerla reír.
Alyssa bajó unos minutos después, con un vestido impecable y el cabello perfectamente arreglado. Al ver a Tito todavía en pijama, se cruzó de brazos y lo miró con esa mezcla de diversión y reproche.
—Ajá, ¿y ese es el traje profesional del que hablabas? —le dijo, alzando una ceja.
Tito soltó una carcajada, levantándose rápidamente mientras cargaba a Annya.
—Nomás estaba esperando el momento perfecto para cambiarme, amor. Tú sabes, me gusta causar impacto de último minuto —respondió, guiñándole un ojo antes de darle un beso rápido.
