Te amaré toda mi vida, mi agrio infinito

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No comprendía a aquellos que se amaban pero no le intentaban. La interrogante de por qué no luchaban por adaptarse al otro me sofocaba.

Luego fue mi turno de vivir y sentir lo que solo en mis páginas deleitaba. Sentí el miedo de empezar la adrenalina de besar aquello que estaba mal. Jalar y cambiar era imposible de realizar, y los pensamientos que ni siquiera sabía cuánto podían asfixiar, y a pesar de que mi corazón rogaba solo por tenerte, mi cuerpo aún era conducido por mi mente que tenía claro que ya no... debía verte...

Mi tinta negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora