A quien más podría recurrir.
Si mis entrañas fueron hechas en ti, mi frágil y rasgado corazón lo acunaste junto a tus latidos.
Apañaste mis primeras lágrimas y me calmaste con tan solo tu voz, y años más tarde un simple abrazo hace que salga a flote cualquier emoción.
Eres mi constante cueva de amor, y mi guardia, mientras exista, no vería una vida mía, sin que fueras tú mi dicha.
Así como el agua y el aceite son imposibles de mezclar, tú hiciste posible que en la tierra exista la mejor mamá.

ESTÁS LEYENDO
Mi tinta negra
PoesíaDéjame narrarte tu mundo desde unos ojos de cristal... Poemas y rimas de distintos temas pocos tocados en la actualidad, desde alegrías hasta tristezas, dicha y dificultad, trazado de una manera que solo el corazón entenderá. - Si el corazón estuvie...