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—¡Oye, dame esa pata de cangrejo! —gritó Momo mientras intentaba quitarle un plato a la abuela Seiko.
"¡Déjalo, muchacho, yo pagué por esto!"
Los dos se pelearon en la mesa, dejándote a ti, a Okarun y a Turbo Granny intentando comer en paz.
Okarun dejó escapar un suspiro, mirando a Momo y a la abuela Seiko mientras luchaban por la pata de cangrejo. Los platos tintinearon y la mesa se sacudió bajo el caos mezquino, pero ninguna de las dos mostró señales de dar marcha atrás.
—Ustedes hacen esto todo el tiempo —murmuró Okarun, sacudiendo la cabeza mientras hurgaba en su comida—. ¿No podemos tener una comida normal?
Solo podías negar con la cabeza, mientras Turbo Granny se reía a carcajadas a su lado, ya a mitad de un plato repleto de comida para un pequeño gato afortunado. "¡Déjalos pelear! ¡Agrega sabor a la comida!" dijo, su sonrisa aguda y llena de dientes se ensanchó mientras se metía más comida en la boca.
Momo finalmente logró agarrar la pata del cangrejo, solo para que Seiko contraatacara golpeándola en la cabeza con su mano.
—¡Ay! ¡Eso es pelea sucia! —protestó Momo, frotándose la cabeza.
—¡En el amor y en los mariscos todo vale! —replicó Seiko, arrebatando triunfante la pata de cangrejo—. ¡Esto es mío!
Okarun suspiró de nuevo y apartó el plato. "Estoy empezando a pensar que debería haberme quedado en casa".
—Momo, puedes tomar mi pata de cangrejo en su lugar —empujaste tu plato hacia ella, sus ojos brillaron como estrellas mientras te abrazaba.
"¡Mi único primo cariñoso que tiene parentesco de sangre conmigo realmente se preocupa por mí, a diferencia de esa bruja de allí!"
"¿A quién dices bruja, eh?"
"¡Ay, ay, ay! ¡Mi oreja!"
Ambos comenzaron a discutir de nuevo, solo pudiste darle a Okarun una pequeña disculpa por ver a tu familia así. Él tímidamente lo desestimó, tomó su comida nuevamente y continuó comiendo de nuevo. Antes de que pudieras tomar un bocado de tu comida, escuchaste un golpe en la puerta. Te disculpaste en silencio mientras ambos seguían peleando mientras caminabas hacia la puerta para ver quién estaba afuera a esta hora. Al abrirla, te recibió una cara familiar.
"¡Hola, kawaii-chan!" Jiji te saludó con una sonrisa.
—¡Jiji! ¿Por qué estás aquí a estas horas? —preguntaste, sorprendida por su visita.
Sacó algo de su espalda y mostró una bolsa de plástico.
"Mamá me pidió que le diera esto a tu tía..."
"Abuela."
"¡Abuela, hizo demasiados y no pudimos terminarlos solo los tres, así que te trajimos los extras!"
