Prólogo

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Yamaguchi llegó al nuevo pueblo con la esperanza de un nuevo inicio.

Sin embargo... Fue una esperanza perdida.

- ¡Eres feo!

- ¡Si! ¡Tienes manchada la cara!

El pequeño de nombre Yamaguchi Tadashi era constantemente molestado por los niños del parque al que frecuentaba cerca de casa.

No tenía ni diez años y ya estaba pensando en un millón de formas en las que la tierra podría abrirse y tragarlo.

Estaba agotado, aterrado, solo...

- ¿Y tú te has visto al espejo?

Cuando escuchó por primera vez la voz detrás de él, se asustó.

Fue algo ronca para la edad del chico tras sus espaldas, pero a este no le molestó en lo absoluto, ya que desde que salió de su casa no ha dejado de seguir el aroma dulzón a limón.

¿El limón es dulce?

Se cuestionó el joven alfa, mirando a los chicos con dureza; sintiéndose fuerte por primera vez.

Los niños betas miraron al chico con molestia, más salieron corriendo al identificar las feromonas a menta.

"Es Tsukishima, el que nació siendo alfa." susurraron al encontrarse lejos, retomando el aliento al salvarse de enfrentar al chico de lentes que les atemoriza.

"Siempre está apartado y callado, creyéndose el mejor", Eso piensan los niños.

El alfa arregló sus lentes con molestia para bajar la mirada, dejando de respirar por unos segundos.

"Lo siento..."

Fueron las primeras y únicas palabras que salieron de la boca de Tadashi, al inclinarse con temor, ya que también conoce los rumores del colegio.

¿Como no hacerlo? Si ha visto al alfa de lejos en innumerables ocasiones.
Le parece curioso, pero tenebroso.

Y ahora lo tiene frente a él, luego de haberlo... ¿Defendido...?

Tsukishima está inmóvil; sintiendo su corazón bombear con tanta fuerza que se tapó la boca, asustado, gruñendo bajo para darse la vuelta y salir corriendo.

"¿¡Qué me pasa?!" Pensó a sí mismo, tomando su pecho con nerviosismo.

El alfa es muy joven para entender, y Tadashi es muy joven para conocer... Que ambos son destinados.

¿Lo más increíble? Que Tadashi aún no ha obtenido su linaje, pero ya Tsukishima lo sabe.

Yamaguchi Tadashi será un omega. Su omega.

Ambas almas se mantuvieron lejanas luego de aquello, más el alfa no pude evitar llevar sus orbes a los cabellos verdosos que se mueven levemente cada vez que el aire ingresa por la ventana del salón, trayendo consigo el aroma dulce a limón.

No pudo evitar recordar la conversación con su madre ese día:

"Mamá... Sabias que el limón es dulce."

"Hmm no, hijo, es amargo" La mamá lo miró curioso, dándole un vaso con limonada.

Lo miró extrañado para dar un sorbo.

"Pero... Si es dulce."

La mamá rió bajo, acariciando sus cabellos.

"Porque le eché azúcar, Kei, sino, te haría arrugar la cara" El pequeño rió por las leves cosquillas.

La Dulzura del LimónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora