Caminos entrelazados

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A medida que volábamos sobre los techos de París, la ciudad iluminada se extendía ante nosotros como un sueño. La adrenalina me hacía sentir viva, cada latido de mi corazón resonando con la emoción del momento. Chat Noir, con su mano firme en mi cintura, parecía completamente en control, pero había un destello de inquietud en su mirada que no podía ignorar.

—¿Siempre haces esto con chicas que conoces? —pregunté, intentando romper el hielo.

—Solo con las especiales —respondió, su tono juguetón haciendo que me sonrojara.

Cuando finalmente aterrizamos en la azotea de mi hotel, el aire fresco y el bullicio lejano de la ciudad me hicieron sentir aún más viva. La vista era impresionante. Miré hacia el horizonte, donde la Torre Eiffel brillaba, y me sentí abrumada por la belleza de todo.

—Increíble, ¿verdad? —dijo él, acercándose a la barandilla.

—Sí, nunca había visto algo así —contesté, aún admirando la vista.

Él se volvió hacia mí, con una expresión seria en su rostro.

—T/N, puedo sentir que hay algo más que solo nervios en ti. ¿Por qué estás tan distante?

Me mordí el labio, sopesando mis palabras. Era difícil abrirme, especialmente con alguien que era un héroe y, al mismo tiempo, un chico atractivo.

—Es complicado... —empecé, mirando hacia abajo, evitando su mirada—. No solo estoy aquí por el cambio de ambiente. Hay... cosas que me afectan. No sé si podré adaptarme.

—Entiendo —dijo, acercándose un poco más—. La vida puede ser abrumadora. Pero a veces, lo que más necesitamos es una buena compañía.

Esa simple frase me tocó. Sentí que Chat Noir podía comprenderme de una manera que otros no lo hacían. Será que el también tiene problemas con su papá?

—¿Y tú? —pregunté, buscando un poco de reciprocidad—. ¿Cómo lidias con ser un héroe y vivir una vida normal?

Su mirada se tornó nostálgica.

—No es fácil. A veces me siento atrapado entre lo que se espera de mí y lo que realmente quiero y soy debajo de la máscara. Pero siempre trato de encontrar momentos como este, donde puedo ser solo yo.

—¿Y quién eres realmente? —inquirí, intrigada.
(Me sentí identificada ya que ser Lapin blanc era mi escape.)

Se rió suavemente, su voz llena de calidez.

—Soy un chico que lucha contra los villanos, pero también un amante de los gatos y de la diversión.

De repente, el ambiente se volvió más ligero. La conexión entre nosotros creció, y empecé a relajarme.

—Bueno, parece que tienes un buen equilibrio, entonces.

—Intento. —Sonrió de nuevo—. Pero dime, ¿qué es lo que más te emociona de estar en París?
Pensé por un momento.

—Ver la ciudad, hacer amigos... y quizás descubrir algo más sobre mí misma.

Chat Noir asintió, su expresión seria regresando por un momento.

—Eso es importante. Nunca dejes que los demás te definan. Eres más fuerte de lo que piensas, T/N.
Lo miré, sintiendo una mezcla de admiración y agradecimiento. Era fácil hablar con él. Quizás eso era lo que necesitaba: alguien que viera más allá de mis inseguridades.

—Gracias, Chat. Te lo agradezco de verdad.

—Solo hago lo que puedo —respondió, encogiéndose de hombros. Luego, con una sonrisa pícara, añadió—: Ahora, ¿qué tal si exploramos un poco más de la ciudad?

[Amor entre Sombras:Enmascarados por destino](Chat noir/Adrien Agreste y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora