EMERY: Sangre de fuego

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04 𝑫𝑰𝑶𝑺𝑬𝑺 𝑫𝑬 𝑭𝑼𝑬𝑮𝑶

El Megmara es el corazón de Emery, el volcán de la diosa Laverna y dónde está la mesa de ónix para los demás dioses del consejo. El volcán está a diez kilómetros de la academia, entre las montañas rocosas del valle dragón y cerca del vacío oscuro de Emery. 

Megmara es donde los dragones nacen en huevos del tamaño de un vientre humano, nacidos de la lava y dado a familias humanos del pequeño pueblo de Emery, o a algunos jinetes más adultos que puedan criar a futuros dragones de la academia Aetherium, o solo la academia haciéndose cargo de las crías. Así es como nacen los dragones en Emery, nacen del Megmara y dan vida al planeta. 

La mesa de ónix se encuentra en la punta del Megmara, cada dios ha de subir para otro día de consejo con la diosa de la creación. 

Laverna era la diosa más hermosa y madre de todos los dioses como también de dragones y jinetes. Ella da vida, ella creó a Emery. Laverna se encontraba sentada en su silla, en la punta de la mesa de ónix y esperando a sus hijos tras el llamado que hubo.

Una fragancia de flores se sintió en la entrada de las escaleras de mármol negro, mostrando a una hermosa mujer de cabellos rojos como la sangre y un vestido verde con flores a sus alrededor.

——Mi querida, Niamh ——Laverna se levantó para abrazar a su hija—— Me alegra verte de nuevo.

——Nos vimos ayer, madre ——La diosa de la naturaleza sonrió para ir a sentarse a su lugar. 

——Y siempre me dará alegría verte.

Elyndor, el dios de la luz y la sabiduría, apareció con su traje de oro y plateado, seguido por Kirios que llevaba relojes por todas partes de sus ropas como el dios del tiempo. Acompañados por la pequeña diosa Akeira que siempre tenía sueño por ser la diosa del mismo sueño. 

——Mi Akeira ——La niña corrió a los brazos de Laverna, que la levantó para poner su cabeza en su hombro—— Mi pequeña diosa del sueño.

——Si a nosotros también nos alegra verte, madre ——Exclamó sarcastico Elyndor con una sonrisa burlona.

——Cada uno me alegra verlos, hijos míos. 

Elyndor y Kirios tomaron sus lugares al lado de su hermana Niamh. Mientras risas llegaban desde las escaleras, para mostrar a Zorvath, el dios del caos, Kaida la diosa del día y la noche, y Sylvia la diosa de la caza. Los tres eran revoltosos y siempre un equipo. 

——¡Hola mamita querida! ——Saludo Zorvath con un tono burlón y divertido, mientras se ubicaba en su lugar junto a sus otras dos hermanas.

——Mis revoltosos ¿No sé han metido en problemas hoy? ——Pregunto Laverna mientras mecía a Akeira.

——Es tarde, madre. Lo haremos mañana, seguro ——Comentó Kaida.

——Con tal que no toquen mis relojes, pueden hacer lo que quieran ——Exclamó Kirios, haciendo rodar los ojos a los tres revoltosos. 

——¿Por qué nos has llamado, madre? ——Preguntó Elyndor, cortando la conversación y yendo al punto de la reunión. 

——Los convoque porque ya está aquí ——Todos los presentes miraron a Laverna—— Y Xaranth está inquieto. Temo que mi poder no sea lo suficientemente fuerte para mantenerlo dormido ——Laverna miró a la menor de los dioses—— El poder de Akeira no es lo suficiente fuerte para un dragón de tal magnitud y demasiado maligno. 

——Te dije que debíamos eliminarlo cuando teníamos la oportunidad ——Exclamó Elyndor—— Si despierta, otra guerra se desatará y ella no está lista para pelear.