Capítulo II

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GÉNESIS

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GÉNESIS...

Jodida alarma a la que le tengo repugnancia por su sonido desesperante, aunque tengo que reconocer que si no es así no me despierto de un fin de semana de locura con la banda.

Aunque, pensándolo bien, no es necesario un despertador cuando tienes a tu perro del otro lado de la cama jugando a morderte el cabello.

-¡ETHAN!- protesté con voz somnolienta dándole un almohadazo que como siempre, él se tomó como juego- ¡Basta tonto!- comenzó a pasar su lengua por todo mi rostro- ¡ETHAN!- me senté de golpe en la cama regañándolo y me llevé un sonido de tristeza por su parte.

-No me mires así- le señalé con mi dedo índice- ¿tienes hambre?- agarré el móvil para ver la hora- Oh mierda...son las siete de la mañana-

La manta se hizo un rollo a un costado de la cama intentando sacármela de encima, y al poner los pies descalzos en el piso resbalé y caí.

-Joder, no me digas que es pis- apreté mis ojos deseando que no fuese lo que pensaba, y cuando cambié la vista a mi perro, ahí estaba él, ladeando la cabeza- No te entrego al refugio porque te amo demasiado-

Se suponía que debía alistarme rápido y llegar a tiempo a la empresa. Y considerando que antes de entrar a la ducha tuve que fregar el piso, darle de comer al causante de tal acto y echar a lavar los edredones que eran puro pelo de animal, comencé a pensar en llegar tarde.

Hoy tendría una entrevista con quince chicas asesoras de diseño de las cuales solo seleccionaría a la indicada para cumplir el trabajo.Y es que a veces la presión de ser jefe es muchísima.

Conciencia : claro, sobre todo cuando se lleva una doble vida.

Bajé corriendo con las llaves del auto en la mano y mi conjunto espectacular de blazer color oscuro me hacían empoderada.

Llegué a mi oficina como de costumbre, dándole los buenos días a todos mis empleados maravillosos que tenían hecho del salón de modas, una alfombra roja.

No quisiera sonar cursi pero es muy bonito ver que todo funciona tan espectacular a tu alrededor.

Mientras tú, solo caminas con tu bolsa y un café en las manos, esperando que, como cada día, mi secretaria me interrumpiese el paso en pleno pasillo a mi oficina.

Así que si mal no cuento, estará ante mí en tres, dos, uno...

-Señorita Génesis, señorita Génesis- y aquí está, pero esta vez estaba diferente, se presentó luego de una pequeña carrera en el pasillo que la dejó con la respiración agitada.

-Buen día, Amanda, ¿por qué tanta prisa?-

-¿Cómo que por qué tanta prisa?- frunció el ceño- ¿no ha visto su reloj?-

-Oh- sonreí nerviosa al ver qué horas eran- lo siento tuve un imprevisto con Ethan-

-Como sea- sacudió su cabeza restándole importancia a la tardanza- las chicas la están esperando en el salón-

El espacio en blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora