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*Todo aquello escrito en cursiva es un idioma no nativo a la persona que está narrando. Cuando Jisung es el narrador, el idioma miorino se encuentra en cursiva. Cuando el que narra es Minho, es el idioma kaeris el que se encuentra en cursiva.

¡Hola!

Sí, cuanta puntualidad de mi parte(?

Capítulo nuevo en una semana. Me reemplazaron por un alien(?

GLOSARIO AL FINAL DEL CAPÍTULO

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Su esposo, envuelto en su propia capa, sonriendo hacia el sirviente kaeris que Minho mismo había elegido, se veía como todos los dibujos de antiguos kae. Cabello oscuro que parecía rizarse y aclararse en las puntas, enormes ojos redondos, y orejas ligeramente en punta. Energía vibraba desde su cuerpo, como si pudiera salir volando a su placer y deseo. Solo unas translúcidas alas lo alejaban de sus mitológicos ancestros. Alas y un travieso sentido del humor.

La comida en su plato giraba de un lado al otro, pequeños bocados siendo llevados hacia sus labios. La comida de Miorin no era muy lejana a la de Kaerin, pero no tenía duda alguna de que los nervios y la angustia eran los que cerraban el apetito de su esposo. Minho mismo había probado la comida solo para agradecer por ella; su plato continuaba tan lleno como el que se hallaba junto a él.

En el salón de banquete las largas mesas de madera se acomodaban alrededor de una mesa principal, espectadores de cada movimiento que reyes y príncipes realizaban. Enormes banderas en los colores de ambos reinos colgaban de las paredes, algo nunca antes visto en Miorin o Kaerin. Su padre, sentado a su izquierda y a la derecha del rey kaeris, hablaba en un volumen lo suficientemente alto como para ser oído por el resto de los nobles. La gran mayoría de ellos hablaban entre sí en susurros, pero otros observaban al rey de Miorin como si su historia sobre la cacería de un tigre fuera una revelación de la propia Wavr. Minho había oído esa historia incontables veces.

Jeongin se estiró hacia su copa al mismo tiempo que el sirviente de su esposo se acercaba a la suya. Vio el movimiento de reojo, labios moviéndose sobre una oreja, la boca de Jisung curvándose en una discreta sonrisa. Devolvió el susurro en un veloz kaeris que Minho jamás podría haber comprendido, y el sirviente se alejó hacia Hyunjin, el príncipe heredero de Kaerin. Aquella escena se repitió unas cinco veces antes de que ambos hermanos cubrieran sus rostros en una inevitable risa que los unía.

Quizás su alma habría comprendido la alegría de esa unión si su padre hubiese tenido la dignidad de darle medio hermanos que no fueran bastardos con el ingreso al palacio prohibido. Si se hubiese atrevido a contraer matrimonio por segunda vez después de la muerte de su primer esposo. Chan, su mejor amigo, primo, y oficial del ejército miorino, era lo más cercano a un hermano que Minho podía comprender. Lo observó en su lejana mesa, hablando en bajo volumen con su padre, su usual armadura reemplazada por una corta túnica azul.

El sonido de dos puños siendo golpeados sobre la mesa lo devolvió a las personas que lo rodeaban. Su padre, con una enorme sonrisa que reservaba para ocasiones públicas de gran importancia, estiró sus manos hacia los invitados.

-Mi hijo, heredero al trono que ahora me pertenece, desea dedicar unas palabras antes de dejar los alimentos atrás y continuar con las celebraciones -anunció con firme voz que golpeó las paredes en un estruendoso eco.

Minho se puso de pie de inmediato. Las palabras antes ensayadas fluyeron desde lo profundo de su memoria.

-Nobles de Miorin. Nobles de Kaerin. Su presencia es agradecida en el día de esta honorable unión -comenzó con un tono tan similar al de su padre que los pocos susurros restantes se convirtieron en silencio-. Años de guerra y profunda desolación han herido a estos grandes reinos. Es con inmenso placer que hoy, mi esposo y yo, honramos sus deseos de paz. Deseamos que este día, de igual forma en que el acuerdo de paz lo ha hecho, marque un nuevo comienzo para una fructífera relación entre reinos. Que Miorin y Kaerin no vean más que prosperidad en esta alianza. ¡Salud! ¡Taev!

The Enemy || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora