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*Todo aquello escrito en cursiva es un idioma no nativo a la persona que está narrando. Cuando Jisung es el narrador, el idioma miorino se encuentra en cursiva. Cuando el que narra es Minho, es el idioma kaeris el que se encuentra en cursiva.

¡Hola!

Así es, nuevo capítulo(? ¿Será que verdaderamente soy una persona nueva?(?

Anyways, espero que lo disfruten ❤️

GLOSARIO AL FINAL DEL CAPÍTULO

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Minho era, a partir de aquel día, oficialmente un esposo. Pronto quizás incluso un padre.

Refregó suavemente sobre su piel el trapo embebido en agua tibia, el sudor de la noche anterior despegándose de su cuerpo. Jisung aún dormía. Su cuerpo enredado entre sábanas que, estaba seguro, no solían ser de aquel color verduzco, se movía de arriba a abajo con cada profunda respiración. A través de sus ventanas el amanecer se asomaba, una fina línea de celeste en medio del oscuro azul, las estrellas desapareciendo ante la luz.

Quizás sería un padre pronto. Meses.

Cada una de las pocas veces que alguien encontró el camino hacia sus sábanas, Minho, recibiendo el terrible ejemplo de su padre, ordenaba que un té de meliloto fuese preparado. Ahora no habría té, no habría bastardos ni planes de rescate. Su esposo, príncipe de Kaerin, dormía sobre su cama, en el exacto lugar en dónde lo había dejado después de vaciarse en su interior. ¿Qué tan difícil podría ser la posibilidad de un niño creciendo en su vientre en ese mismo instante? Ambos eran jóvenes, tan solo dieciocho y veinte años, su salud fuerte y vidas más que cómodas.

Su hijo, el hijo de un kaeris, sería mucho más débil que un bebé miorino. Quizás la sangre se derramaría en sus sábanas antes de siquiera saber de su existencia. Un fuerte invierno podría llevarse su vida como lo había hecho con Juwon, el último de sus hermanos en morir. Quizás su esposo mismo, delgado cuerpo y poderes ridículamente obsoletos, terminaría muerto en su cama de parto tal y como el hombre que lo había dado a luz a él mismo.

Incontables eran las angustias que la guerra contra Itet había enterrado en los rincones más oscuros de su mente. Paz, angustiante la paz que las traía a la superficie.

Se colocó una de sus túnicas sin broches o botones, ajustando cada parte de su armadura con precisión entrenada. Cintos de cuero y piezas de sólido metal protegiendo su cuerpo. Un gesto de constante desaprobación protegiendo su alma.

Abrió la puerta que separaba las habitaciones. La hoguera y las velas ya no ardían, las pertenencias de su esposo se iluminaban gracias a la escasa luz filtrándose por las ventanas. En uno de los enormes asientos frente al extinto fuego, el sirviente personal de Jisung dormía profundamente, pequeños ronquidos rompiendo el silencio. Se acercó hacia él con descuido, permitiendo que los ruidos de su armadura lo despierten antes que su voz. Para el momento en que apoyó una mano sobre su hombro, los párpados del sirviente ya se movían perezosamente sobre sus ojos.

No tardó mucho más de diez segundos en notar quién lo llamaba. Se puso de pie en piernas tambaleantes y le dedicó una profunda inclinación que parecía más motivada por el cansancio sobre su cuerpo que por el respeto.

-Alteza, buenos días. Estoy a su servicio -dijo con una voz tan profunda que Minho no pudo evitar arquear una ceja en su dirección.

-Jisung aún duerme -anunció-. Un baño de agua caliente debe ser preparado para él. Consigue más aceite de lavanda para su cabello. Ayudará a su estómago a asentar los nervios. Asegúrate de que utilice los colores apropiados, pero no impidas que vista accesorios kaeris -tomó una respiración profunda-. Querrá su primera comida del día junto a su padre y hermano. Nada de vino o alimentos picantes. Su padre ha mencionado que le agradan todo tipo de vegetales siempre y cuando haya un platillo de cerdo.

The Enemy || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora