Luck Magic

4. CONSECUENCIAS

El amor te hace olvidar lo real y cuando menos lo esperas la realidad te golpea hasta sentir que mueres. ¿Y el amor? Desaparece.

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Una pequeña brisa me hizo estremecer, abrí mis ojos lentamente y enfoqué mi alrededor. Una habitación en tonos vino, enorme y llena de objetos color plata. Me levanté con cuidado, el piso estaba frío al ponerme de pie, aun así comencé a caminar por el lugar.

—¿Qué lugar es este? —susurré para mi misma.

Me detuve frente a un enorme espejo y por un momento todos mis pensamientos se detuvieron.

—Mierda... ¿Qué ocurrió?

Frente a mi una hermosa chica, pero esa chica no era yo. Llevaba puesto una ropa muy extraña, la cual hasta ese momento noté lo suave que era. Suave como las plumas de una lechuza. Su bello, pero desordenado cabello color marrón claro, ojos azules grandes y expresivos, labios rosa y... una marca en el cuello.

—¿Qué? —por primera vez en mucho tiempo sentí miedo.

Era un...

—Veo que despertaste.

Me congelé. Aquella voz masculina me hizo atar todos los cabos, una chica sobre una cama, cabello desarreglado, tela suave y un chico cerca...

—¿Cómo...? —hasta ese momento sentí un pequeño temblor en las piernas— ¿C-Cómo... ocurrió esto?

Ni siquiera sabía por qué había despertado en ese sitio, mucho menos lo que había pasado o que chica era aquella a la que veía a través del espejo. Mi confusión fue peor al voltear y toparme con la traviesa mirada del chico.

—Bueno... —soltó una pequeña risilla, lo que me temía.

—¿Dónde estoy...?

—Mi habitación —él ladeó la cabeza y se acercó, me alejé por impulso— ¿Ocurre algo? —su preocupación fue sincera y notable.

—Yo... —me di la vuelta observándome de nuevo en el espejo— ¿Quién es...? —me detuve de golpe, aquella pregunta no sería apropiada ni normal...

—¿La reflejada en el espejo? —tan pronto sentí sus brazos rodeándome la cintura, mis mejillas cambiaron de color, miré su reflejo a través del espejo, él me miraba de forma intensa— Ella... es mi linda y realmente encantadora... novia —susurró en mi oído.

Internamente ni siquiera sabía como sentirme, fue así como hasta ese momento noté que él tenía la misma ropa puesta, aunque de otro color y entreabierta... dejando ver lo que no entendía minutos atrás. Tanto él como yo o... esa chica, estaban desnudos debajo la delgada y suave tela.

—¿Yo...? —susurré tímidamente, jamás me había sentido así.

Él asintió y recostó su barbilla en mi hombro, su oscuro cabello también estaba desordenado y aquellos ojos azules me mostraban lo agitado que estaba.

—Pronto mi padre tendrá reuniones en otras partes, no piensa arrastrarme con él y tengo a cargo este lugar... podré estar más tiempo contigo a solas y sin que él lo prohíba —susurró, su pequeña sonrisa era sincera— Lo prometo.

Aún sin entender que ocurría, por impulso acerqué mi mano y acaricié su cabello, él cerró los ojos. Sonreí, aquella sensación... era extrañamente agradable. Mierda, no...

—¿Lo prometes? —susurré, él me abrazó con fuerza.

Pero de golpe algo me dijo que a quien sea que le haya hecho aquella promesa, no fue cumplida.