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Mi madre está cada vez más grave.

Mi tía solloza y me abraza, me dice que hay que aceptar la voluntad de Dios, porque Él sabe lo que es mejor para cada uno.

Pero yo no quiero aceptar su voluntad.

No la voy a aceptar.

Dulce, dulce sueño de venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora