Odio las imágenes que adornan el cuarto en donde me encuentro ahora. Las odio.
Odio estas imágenes mudas, inútiles, incapaces de hacer nada por nadie.
Y odio también a Dios, a Jesús, a la Virgen.
Encerrado en mi cuarto, maldigo a Dios con todo mi corazón, renegando de Él.
Sólo tengo deseos de matar a quienes nos hacen tanto daño.
Quisiera matar a la señora Betty y a su esposo, para que no se salgan con la suya.
De puro odio, de pura cólera, me ha empezado a dar mucha fiebre.
Creo que también yo me voy a morir.
Pero ni aun así tengo ganas de ponerme rezar nuevamente. Casi sin aliento, vuelvo a maldecir nuevamente a Dios en mi corazón. Y también maldigo a la señora Betty.
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Dulce, dulce sueño de venganza
HorrorJulio tiene once años, y una creciente desesperación. Más grande, sin embargo, es su rabia...