Después me desperté, porque todo eso había sido un sueño.
Desperté completamente sano, libre ya de la terrible fiebre que me había atormentado la noche anterior.
Estaba sano y feliz, sin ningún remordimiento. Estaba seguro que sólo había sido mi imaginación lo que había visto mientras dormía.
Incluso me dije a mí mismo: «Ojalá esa vieja maldita se hubiese muerto de verdad, como en mi sueño...»
Y entonces vi las noticias: Estaban dando un reportaje sobre un crimen atroz, el asesinato de toda una familia acontecido en la ciudad de Trujillo...
La casa que mostraron en el reportaje era la misma que había visto en mi último sueño.
Y entre las fotos de las víctimas aparecía la señora Betty, su esposo, sus hijos, su pequeño biznieto de apenas unos meses.
Todos muertos, desde el más viejo hasta el más chico.
Asesinados sin piedad.
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Dulce, dulce sueño de venganza
TerrorJulio tiene once años, y una creciente desesperación. Más grande, sin embargo, es su rabia...