una chica rusa mitad japonesa y un chico despreocupado que por azares del destino, se convirte en un Kamen Rider ¿que podría salir mal? Solo hay hay una forma de averiguarlo.
En un lugar lejano, un hombre corría sosteniendo algo en sus manos.
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Tres personas lo perseguían: un chico y dos chicas.
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Una de ellas, vestida con un traje rojo, invocó un arco y disparó una flecha al hombre, causando una explosión y haciéndolo caer. El hombre soltó el artefacto que llevaba, pero rápidamente se arrastró para recuperarlo.
-Lo sabía. Aquí está la llave que abrirá las puertas de la oscuridad -dijo la chica con una sonrisa maliciosa.
-Te equivocas... Esto es más de lo que crees. Esta es la llave de la esperanza -replicó el hombre, poniéndose de pie.
-Claro, lo que tú digas, abuelo -respondió el chico mientras se lanzaba al ataque junto con la segunda chica, intentando arrebatarle el artefacto.
El hombre, decidido a protegerlo, sacó unas cartas e invocó unas extrañas criaturas que se interpusieron en el camino de sus atacantes.
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La chica de rojo sonrió mientras apuntaba de nuevo su arco al hombre.
-Despídete... de una vez.
Antes de que pudiera disparar, el hombre invocó una criatura con forma de tren que se abalanzó sobre la chica. Aprovechando la distracción, escapó.
-¿Se fue al mundo de Ouroboros otra vez? -preguntó la segunda chica.
-Es un viejo obstinado -respondió el chico con frustración.
