VIII.- Adiós, gatita

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Stuart miró con extrañeza como solo los gemelos llegaban ese día al instituto. Al parecer Stiles no iba con ellos, eso era raro. En los casi cuatro meses que llevaban ahí su gemelo no había faltado ni un solo día al instituto a pesar de que odiaba estar ahí. Su instinto le decía que algo iba a pasar, algo grande, no peligroso, pero algo iba a pasar.

— Buenos días, estimados Hale.

— ¿Y Sti? — preguntó Stuart con el ceño fruncido logrando que los otros dos rieran levemente y revolvieran el cabello del castaño.

— Tenía un pequeño trabajo con papá, así que no pudo venir. Está bien, lo verás mañana. — le dijo Aiden para después acercarse a Lydia con una sonrisa seductora.

— Mmm...

— No te preocupes, Stuart. Mica es fuerte y cuando tiene que hacer algo lo hace de manera rápida y eficaz. — le dijo Ethan para después acercarse a Danny y ayudarlos con sus libros.

— ¿Qué es lo que piensas? — le preguntó Jackson al brujo.

— Es como si algo fuera pasar, pero no sé...

— ¿Algo malo?

— No creo, pero estoy casi seguro de que tiene que ver con Sti.

— Confía en él y después puedes preguntarle. No creo que tenga problema con decirte, tranquilo si pasara algo malo seríamos los primeros en enterarnos.

— Gracias, Jax.

El rubio sonrió como un bobo.

*

Stiles se encontraba entre las sombras de un templo azteca en una Iglesia en México. Jugaba de manera distraída con una daga mientras veía a Katherine Argent recargar su escopeta con balas normales, había tres Berserkers con ellos, pero ninguno se había dado cuenta de la presencia del castaño.

— Para ser una antigua cazadora, eres pésima para darte cuenta de que hay un intruso en tu querida guarida. — le dijo Stiles saliendo de las sombras.

La mujer se asustó y le apuntó con su arma mientras sus ojos brillaban en verde fosforescente.

— ¿Quién eres?

— Eso no es importante, vengo a saldar una cuenta pendiente y claro hacer unos cuantos favores. — comenzó a caminar en círculos sin importarle que le apuntara la mujer y esas criaturas se acercaran a él — Digamos, que el territorio y la manada Hale están bajo nuestro cuidado y sé lo que planeas hacer. Me imagino que quieres regresar a cierto Hale a la edad donde empezaba a confiar en ti para lograr que años atrás no pudiste. Lástima que nadie saldrá de este templo... bueno, yo sí lo haré. — lanzó una daga a un Berserker logrando que se desvaneciera ante la sorpresa de la mujer.

— ¿Cómo hiciste eso?

— Un pequeño truco.

— Eres un Alfa.

— Quizás.

— Eres un niño.

— Puede ser, pero he cazado a peores perras que tú. La verdad pensé que eras más inteligente, pero eres bastante tonta. — suspiro.

— ¿No te han dicho que no es inteligente entrar al territorio de un jaguar?

— Nah. No hay lugar al que no pueda entrar, soy más capaz de lo que piensas.

— ¿Quién eres?

— La sombra de Beacon Hills.

Kate gruño molesta.

— Adiós, gatita. — se burló Stiles con cinismo.

*

Deucalion escuchó algunos disparos y luego gruñidos dentro del templo. Dean solo suspiro cansado, había estado despierto toda la noche buscando trabajo en el pueblo, le encantaría regresar a ser un oficial, pero no está seguro de querer hacer eso, quería estar cerca de sus cachorros.

— ¿Seguro que su niño podrá acabar con ella? ¿No deberían ayudarlo? — preguntó Araya viendo a sus "aliados". La mujer sabía que era mejor ser aliada de la manada de Alfa, no quería meterse con ellos, sabía que no saldría viva así que solo loa apoyaba cuando la necesitaban.

— Mica es mucho más letal que Dean y yo juntos. Solo venimos a asegurarnos de que no te metas y que nada se escape. — dijo Deucalion con un libro entre sus manos.

— Confían mucho en su hijo.

— Es especial. — dijo Dean restándole importancia al asunto.

— Le confió a Mica mi vida con los ojos cerrados. — dijo Deucalion cerrando su libro al ver como su hijo salía del templo con una pequeña herida en su mejilla y su brazo, sangraba pero no era nada grave. El olor a quemado llegó a él, las cosas habían terminado y esa mujer jamás volvería a molestarlos.

Stiles se acercó a Araya y le extendió su mano.

— Mieczyslaw Steiner. — la mujer acepto el apretón con interés — Katherine Argent no volverá a molestar a nadie, esta muerta.

— ¿Cómo aseguras que no volverá de la muerte?

— Me encargué de cortar cada parte de su cuerpo y luego la queme con cerval y muérdago, sus cenizas están enterradas en el templo con más ceniza, además de belladona y puse algunas protecciones y maldiciones para que nadie se acerque a ellas. Con el tiempo sus cenizas desaparecerán. — le explicó Stiles de manera seria.

— Debo de agradecértelo, Mieczyslaw.

— Es un placer. Espero que nuestra alianza se mantenga. No tienes que preocuparte por Gerard Argent, tendrá el mismo destino que su hija.

— Mientras no me causen problemas no me interesa lo que hagas con ellos. Y tranquilo sabiendo lo que puedes hacer no me meteré en tu camino. — le dijo la mujer mientras se alejaba con sus hombres.

— Araya. — la mujer se detuvo — Tampoco puedes tocar a los Hale, desde ahora están bajo nuestra protección.

La mujer asintió.

— Eres alguien extraño, niño. Un Alfa humano, interesante.

Stiles frunció el ceño, pero no le dio importancia a lo que dijo la mujer.

— ¿No te duele? — le preguntó Dean mientras vendaba la herida en el brazo del menor.

— Nah, son pequeños rasguños. La gatita se puso brava, pero no le sirvió de nada.

Dean solo puso los ojos en blanco, a veces su hijo parecía no tenerle miedo a nada.

— Es bueno que estés a salvo, cachorro. Ya cayó la gata, ahora solo queda el "Rey".

— Será sencillo.

Los mayores bufaron ante la confianza de su hijo. 

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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