Capítulo 2

323 38 18
                                    

Había algo que le fastidiaba de la actitud de Liam, una parte de él le decía que no valía la pena igualarse con un tipo mediocre que había vivido a la sombra de un campeón, pero era tan fastidioso que para un novato resultaba difícil ignorarlo y aun así le dejaba sus mejores respuestas de cara a la prensa y le evitaba a solas por todos los medios, debía demostrar que era infinitamente superior en todo. 

—Voy a sabotear ese maldito coche hasta que de vueltas en la primera curva y se haga pedazos.— Venía murmurando antes de llegar para encontrarse con su chofer.

—Oye, chico. Buena carrera, estuviste increíble y ese final con el ala delantera fue simplemente emocionante.— Oscar era un piloto aviador muy amigable, había estado trabajando con Max desde el inicio, incluso antes de su debut en la F1. Su relación era meramente profesional, pero se respetaban. 

—Déjalo así, quiero irme de inmediato a Las Vegas. Cuanto más tiempo podamos aprovechar para entrenar, mejor será mi desempeño en pista. Hay que volar ya.— El rubio salió del circuito a pasos acelerados, pero Oscar le detuvo.

—Tienes compromisos con tus patrocinadores ¿Lo olvidas?— El novato hizo una cara fea recordando su situación actual, pues su principal inversionista era un laboratorio no muy grande de medicamentos dermatológicos.

Oscar se adelantó para preparar todo para el despegue, mientras Max hacía un par de presentaciones entre los dueños de la empresa farmacéutica. Ellos eran un par de hermanos que habían ahorrado para iniciar su negocio, escalando lo suficiente para involucrarse en el mundo de las carreras y ahora parecía ser la mejor inversión de sus vidas gracias al muchacho al que habían dado su confianza desde el inicio.

—¡Max, hijo! Que bueno verte— El mayor de ellos se acercó estrechando los hombros del rubio —No te quitaremos mucho tiempo, sabemos que eres un corredor ocupado, por cierto, que emocionante carrera, traigo las uñas encarnadas por culpa de la ansiedad.

—Debiste verlo, parecía un loco gritándole a la pantalla.— Agregó el menor de los hermanos —Pero mira, queremos felicitarte y agradecerte por todo. Nos sentimos orgullosos de formar parte de tus sponsores, sabemos que pronto llegarán más.— En realidad ambos eran homres muy amables, pero al ser tipos viejos y que olían a farmacia, para Max resultaba desagradable e incómodo pasar tiempo con ellos, por lo que simplemente los evitaba tanto como podía. 

Así que luego de gravar un par de cosas para redes sociales con la encargada de marketing, se fue de inmediato, disparado al aeropuerto donde su jet esperaba, mismo que había sido un regalo de sus patrocinadores por la excelente temporada que había tenido y el alza de ventas tan drástico.

—Muy bien, al aire entonces.— Oscar se comunicó por los parlantes de la aeronave.

—Este campeonato es mío, definitivamente.

Max estaba decidido, imparable en realidad. Volver de Abu Dabi hasta Las Vegas tomaba poco más de un día de viaje, por eso debía irse antes que nadie. No se permitiría ser un segundón ni siquiera en eso.

—¿Hablo con el mejor piloto de la historia y futuro campeón mundial?— Habían pasado algunas horas hasta que una llamada entró.

—¡Lando!— Max dibujó un pequeño hilo de emoción al hablar con su agente —¿Cómo estás? ¿Viste la carrera?

—Max, amigo mío, eres un excelente corredor. Yo... no vi la carrera, pero puedo decirte que eres sensacional porque siempre lo haces genial.— Max no iba a negar que se sentía un poco desilusionado —Escucha, tienes cuatro lugares para el paddock de la carrera de Las Vegas, así que invita a tus amigos cercanos. Solo dime quiénes son y yo les hago llegar los pases.

—¡Claro, sí! Amigos, mis amigos, sí. Eh...— Max guardó silencio pensando, inconscientemente una de sus piernas empezó a moverse ansiosa —Amigos, sí...

—Okay, okay, ya entendí Don popular. Debe ser difícil dejar fuera a alguno de tantos. No te preocupes, tómate tu tiempo, tienes una semana y media para pensarlo.— Max sonrió sin mucha expresión —Como sea, en Nevada deberías aprovechar para distraerte, lleva a tu mejor amigo ahí y vive un poco la vida, te la pasas trabajando.

—¡Claro! Podemos ir al...

—Bueno, como sea, chico. Tengo que volver a mis asuntos. Rómpete una pierna. Pero no literalmente, si te retiras antes de tiempo perderé más de lo que estoy ganando porque todavía no tienes campeonatos.

Max rió un poco amargo ante la broma y justo después la llamada terminó. 

El rubio se quedó sentado en su lugar mientras observaba un punto fijo frente a él. Luego volteó a todas partes en el jet encontrándose totalmente solo. De no ser por un sobrecargo y el oficial de vuelo junto al piloto en la cabina, prácticamente era el único del lado de los pasajeros. Volvió a mirar al frente y suspiró. 

Le daba igual, no necesitaba a nadie. Su padre lo había entrenado para ser un campeón, no había llegado a la fórmula 1 a hacer amigos y, aparte, qué culpa tenía él de que todos fuesen tan lentos en comparación. Estaría bien, qué importaban unos cuántos asientos vacíos.

Max se estaba quedando dormido cuando otro mensaje de Oscar le despertó. —Chico, tenemos problemas con una de las turbinas. Debemos hacer una parada pronto, así que abróchate el cinturón porque aterrizaremos en una pista de prácticas cercana. 

Algunos minutos después el jet estaba en tierra y la muy pequeña tripulación también. Tanto piloto como oficial hacían su mejor esfuerzo por arreglar el inconveniente. Max los observó un momento pero se aburrió al rato, así que se alejó por su cuenta para volver al avión, pero también se fastidió de su teléfono, así que sin darle mucha importancia lo dejó ahí y bajó para explorar por su cuenta.

La pista de prácticas pertenecía a una pequeña escuela de vuelo que ya estaba en la ciudad de Maryland, en un pequeño condado olvidado por dios, ni siquiera sabía el nombre más allá de lo que el sobrecargo había dicho. Había poca iluminación y ni hablar de la vegetación en mal estado que rodeaba el lugar, no quería saber cómo diablos era vivir en un sitio tan recóndito y menos mal no se iba a quedar para experimentarlo.

—¡Venga!— Piloto y oficial chocaron las manos al terminar de arreglar el problema efectivamente. —Menos mal, Max iba a matarme si no salíamos ahora.

—Entonces a abordar ya.— El oficial agregó mientras se lavaba las manos y volvía a colocarse el saco. 

—¿Max subió ya?— El piloto australiano preguntó al sobrecargo.

—Está en su cuarto de concentración.

—Entonces mejor ni tocarlo, debe estar molesto por esta parada, así que hay que irnos ya.— El muchacho subió y junto a él su tripulación. Los motores se encendieron y estando todo listo para despegar, Oscar lo anunció por protocolo.

Max estaba bastante lejos de la aeronave como para protestar en cuanto la vio empezar a surcar el cielo.

—Mierda.— Vio el despegue a la distancia y, aunque gritaba que estaba ahí abajo, no podía ser escuchado por el ruido del procedimiento. —Mierda, mierda, mierda, mierda.— Gritaba y agitaba los brazos, pero no sirvió de nada, fue abandonado a su suerte, y sin toda la iluminación del Jet, el lugar era verdaderamente oscuro y tenebroso. —Aquí debe haber algo para llamarlos.

Así que se escabulló entre una vieja y pequeña oficina que encontró, pero hizo tanto ruido que despertó a un viejo guardia de seguridad que velaba en el establecimiento —¡Hey! ¿Quién anda ahí?


Mierda, mierda, mierda.

Novato | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora