Epílogo

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La pesadez de sus parpados dificultan el abrir de sus ojos como esmeraldas. Al estar abiertos en su totalidad lo primero que logra ver es el techo de una habitación que no es la suya, lo primero que logra sentir es el ardor constante y dolor punzante en todo su cuerpo, su sentido olfativo logra captar un fuerte aroma a madera con un poco y ligero aroma a perro. Una extra combinación.

Lentamente y con dolor voltea su cabeza hacia la derecha, sorprendiéndose al notar la presencia de un chico explosivo aún en los brazos de Morfeo. Logra notar que curiosamente su rebelde cabellera logra acoplarse con normalidad en la almohada, observa con detalle la cara relajada de su acompañante; se le escapa una ligera risa al ver el rastro de saliva seca que hay en la comisura de su labio inferior.

- Kacchan... - trata de hablar Izuku con dificultad. Al haber estado unos cuantos días en una forma peluda y revoltosa se le complica volver a pronunciar de nuevo. – Kacchan – trata de nuevo teniendo como resultado una voz ronca y áspera – Kacchan – trata una tercera vez sonando más entendible, pero aún con un tono áspero. Tiene un ligero dolor de garganta; no se imaginaba lo complicado que sería volver ser humano después de su saltarina aventura.

- Ahora no molestes, Deku – suelta aún adormilado Katsuki mientras tratar de quitarle las sábanas que comparten. No pasaron un par de segundos para que el rubio despertara de manera frenética al notar que su pequeño conejo ya no es ni conejo ni pequeño. Ahora es un chico de cabellera despeinada y verde, con dos ojos que brillan tal diamante y una gran cantidad incontable de pecas que adornan todo su cuerpo. – Deku

Se abalanza contra el herido pecoso para darle un gran abrazo. Un abrazo totalmente inesperado, pero necesario. Estos días han sido muy difíciles para él... Sentirse inútil, utilizado, pequeño, indefenso, recordar lo de la casa abandona. Tantas cosas que sin dudar regresa el abrazo inesperado.

En su vida Katsuki ha abrazado a alguien de manera voluntaria. En las ocasiones que lo ha hecho es por obligación o por obligación, realmente nunca ha sentido la necesidad de dar ni de recibir uno, hasta ahora. Ahora tiene esta gran necesidad de hacerlo; la preocupación lo consumía por saber el estado de pequeño conejito, saber si algún día regresa a su forma humana (a pesar de que el desconocido mencionó que regresaría pronto, no confió en sus palabras). Katsuki sin aceptarlo, ese abrazo cálido lo reconforta de tal manera que ejerce más fuerza para sentir más de cerca y de una gran manera agradecer su regreso, aunque no lo acepte en voz alta.

- Kacchan, duele – El despeinado peliverde expresa el dolor que siente. Si fuera por él estaría así más tiempo, pero su cuerpo duele demasiado por la gran cantidad de heridas que presenta sumando la dolorosa transformación y el fuerte abrazo del rubio de ojos tan brillantes como rubís.

Katsuki regresa a la realidad. Deshace el abrazo para examinar el desnudo y herido cuerpo de su acompañante. Nota aquellas marcas rojizas y moradas que destacan entre las infinitas pecas cafés que se encuentran esparcidas entre su pálida piel.

Deku desnudo...

Deku desnudo en su cama...

Deku + abrazo + desnudo + cama= Situación no muy hetero

Katsuki reacciona de manera impulsiva aventando a Deku hacia la pared teniendo como reacción que el pecoso tuviera una herida más a la enorme colección que tiene actualmente.

Se escucha un golpe dentro de la habitación seguido por un gemido de dolor. Izuku agradece que ya sea humano nuevamente, si siguiera siendo un pequeño conejito ya estaría saltando en el reino de los conejos.

- Kacchan que agresivo – se queja mientras se soba la cabeza. Katsuki se aleja rápidamente de la cama para agarrar un cambio de ropa al azar para lanzarlo en dirección a la cama. – Póntelo maldito exhibicionista – voltea a otro lado para evitar ver el cuerpo desnudo de Deku y para ocultar su ligero sonrojo.

BunnydekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora