132.

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Recargué mi cabeza en el hombro de Alfred, se sentía tan bien compartir un poco del silencio y soledad que me abrumaba consecutivamente. Inhale profundo para así prolongar un poco la sensación. Alfred tenía un aroma particularmente suyo, muy independiente de su colonia Alfred siempre olía a Alfred y eso era genial. El cielo estaba muy oscuro, ni siquiera se podían ver las estrellas. Me pregunté si realmente estaba haciendo lo correcto, si estaba tomando las decisiones correctas, si estaba yendo por el camino correcto, si mi vida era la correcta.
Alfred no había dicho nada después de que lloré en sus brazos por horas, se limitó a consolarme y a abrazarme muy fuerte, un verdadero abrazo como el que yo necesitaba justo en esos momentos.
—Jaz... —murmuró sin saber que decir.
—Ni lo digas —No quería las mismas palabras que toda la gente te da después de verte llorar, eso era terrible, era de alguna manera triste y perturbador—. Sólo hagamos de cuenta que no sucedió —Traté de sonar convincente pero mi voz ronca y poco audible me delataba.

Por un momento quise dejar de pensar en los problemas y concentrarme en lo que minutos atrás Alfred me había dicho; Ningún problema será el fin del mundo, aunque así te lo parezca, tus problemas son diminutos a comparación de otros, y esos otros son más pequeños aún en comparación de lo inmenso que es el mundo incluso del universo, Jazmín. No te encierres en un círculo en donde te niegas a ver la solución, sólo ignóralo.

Y por un lado lo intenté, después de todo tendría que funcionar, Alfred era la prueba viviente de que los problemas y las dificultades no te tumbarán a menos que tú cedas.

Estiré mis piernas del pequeño y polvoso lugar donde estábamos sentados y me puse de pie. Estiré mi mano frente a él.
Alfred pareció dudarlo pero cedió, tomó mi mano y se puso de pie frente a mí.
Podía ver cuán preocupado estaba, no quería que él tuviera que cargar con todos mis problemas también, él no lo merecía.
—Sabes que no tienes que hablarlo ahora si no quieres, es más, no tiene que ser conmigo, sólo quiero que sepas que puedes confiar en mí —Sostuvo mis hombros con sus manos y me hizo mirarle fijamente—. ¿De acuerdo? —Su voz sonaba profunda y seria. Estaba conociendo a un Alfred sumamente protector.
Me sentí un poco cohibida, no estaba acostumbrada a la cercanía de ningún tipo y mucho menos si era con chicos.
—Por supuesto—sonreí tratando de parecer lo más feliz posible.
—Puedes contar conmigo siempre que quieras llorar, incluso si no quieres contarme la razón, enana —sonrió de medio lado tratando de suavizar el ambiente.
Me abrazó de nuevo y su aroma inundó mis fosas nasales. Nuevamente dejé de sentirme tan rota por un instante. Y aunque traté de resistirme mi corazón pareció comprimirse con ese abrazo y sentí nuevamente las lágrimas comenzar a correr por mis mejillas. Pude notar que mi llanto lo atrapó desprevenido pero en respuesta sólo me sostuvo con más fuerza.
—Siempre estaré contigo, Jaz.

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Nota: ¿Y bien? ¿Qué opinan? ¿Alfred está o no en la friendzone? También les quería preguntar si quieren que haga un capitulo semi-largo así para cada chico, así cada #Team tendrá su momento, jajaja.

Hey, crush.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora