EXPLICIT ONE-SHOTS: USA X MEXICO.

TODA LA NOCHE

Disclaimer: por detrás. EXPLÍCITOOO.

Disfruten ✨

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La ropa está tirada por la habitación y los sonidos acuosos llenaban el aire. Los pies de Alfred sobresalían de la cama hasta las rodillas, y no pudo evitar tensarlos ni poner un pie sobre otro al sentir tanto placer. María soltaba pequeños gemidos desde su garganta, haciéndolo sentir las vibraciones desde la punta de sus nervios hasta sus entrañas. Ella lo está besando ahí, succionando su cabeza sin dejarlo escapar de su húmeda y caliente boca, hasta que la abrió, sacó la lengua y lamió para volver a sujetarlo con ambas manos y tirar con más fuerza. Él gimió, gustoso, mientras ella dejaba caer por completo su cabeza y tragaba su miembro entero.

Alfred, por el contrario, se encontraba en el otro extremo, jadeando mientras paseaba su lengua por los pliegues húmedos de María, besando con un movimiento de cuello hacia arriba, chupando, sonriendo al también sacar la lengua, pero de sus pliegues, y observar su lujuriosa piel trigueña tornándose rosadita con tanto movimiento. Él posó sus manos para abrirla más y pasar su lengua de mejor manera, presionando fuerte desde su monte de Venus, aún más sonriente.

María sujetaba su miembro con la mano izquierda para besarlo y recorrerlo por uno de sus costados, pero abrió los ojos muy grandes y los rodó, agradeciendo a los cielos, derritiéndose en placer tras gemir con sorpresa al sentirlo recorriéndola con su lengua hasta llegar a su entrada, presionar sus pliegues y entrar con fuerza.

-Ahh -gimió María, liberando con un "plof" el miembro de su propia boca. Se mordió fuerte los labios y cerró los ojos al sentir la lengua de Alfred penetrarla cada vez más profundo, girando dentro de ella, mientras él le sujetaba con fuerza el costado interno de sus muslos para controlar su peso, especialmente al escucharla gemir más fuerte y sentirla sentarse por completo en su cara, su sonriente cara.

-Sí... ah, ay, sí... -gimió María con los ojos entrecerrándose y mirando al cielo. Su boca chorreante, a medio cerrar, y su mente perdida en las travesuras que su gringo le hacía. Sin controlarlo, comenzó a mover sus caderas, cabalgando lentamente hacia atrás y hacia adelante en la cara extasiada de Alfred, mientras él suspiraba y gemía en su interior: estimulándola, succionándola, hasta que la levantó ligeramente y sacó su lengua para retomar fuerzas, observando fascinado cómo su entrepierna goteaba, cómo prácticamente palpitaba y permanecía lista para él, dispuesta.

María se alzó un poco más con las rodillas y apoyó su peso con las manos extendidas a los costados de los muslos de Alfred, sobre la cama. Jadeaba, respiraba entrecortada y procuraba mantener la cordura con las cejas juntas. Pero él, sin poder quitarle los ojos de encima, ensanchó su sonrisa y soltó una sonrisa traviesa, pícara, planeando su siguiente movimiento.

Algo nuevo.

Moviendo los hombros, se acomodó para meter sus brazos por dentro del arco que formaban las piernas de María a los lados de su cara, y se levantó para apretar sus piernas, sus nalgas, y colar por tal moldeable carne sus pulgares y separar sus pompas, revelando un tierno y tentador nuevo agujero.

-Espera -frunció el ceño María, limpiándose la barbilla mojada con el dorso de su mano y volteando tantito la cabeza hacia atrás-. ¿Qué estás haciendo? -pero ella no alcanzó a verlo agrandar la sonrisa ni el brillar de sus ojos cuando él alzó el cuello y sacó la lengua para darle a dicho sitio una grande y larga lamida con la lengua extendida-. Espera, espera... ¡Ah!