En busca del amanecer.

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¿Y si mañana no saliera el Sol? ¿Qué pasaría con todos aquellos sueños empapados en lágrimas, amarrados a la barcaza que guardas en el frágil tarro de cristal de la estantería? Dime, ¿serías capaz de dejarlos a la deriva?
Cuando la emoción asoma, la alegría amarga envenena. Tal vez la dicha no sea tan buena. Y dime, ¿cuántas veces has dejado que esa ilusión convertida en luciérnaga se escapara por la rendija de la ventana, invisible, en los días de Sol ardiente, cuando todo va cada vez mejor? ¿Acaso supiste apreciar todo aquello que anhelabas?
¿Sabes? La felicidad también nos aleja del camino. Cuando este sentimiento llega, nos completa, nos ilumina, pero también nos ciega. Dejamos en algún rincón aquellas cosas que realmente importan, porque pensamos que ya no brillan con la misma fuerza. Y luego, cuando el Sol se oculta, nos abalanzamos en brazos de aquello mismo que ayer pasó desapercibido.
¿Y si mañana no saliera el Sol? Tal vez el brillo de las pequeñas luces danzando de camino a la Luna podrían reflejarse en nuestros ojos, y así al fin podríamos comprender que esas pequeñas cosas que guardamos en cualquier rincón, son las mismas que nos mantienen con vida.

Reflexiones de una mente caótica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora