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Dipper entró al cuarto, caminando hacia su cama y dejándose caer con un suspiro. Mabel lo miró por unos segundos, notando su cansancio.

—¿Qué te pasa, Dipper? —preguntó mientras seguía colocando brillantina en su proyecto.

El chico evitó la pregunta rápidamente, cambiando el tema —¿Vas a ir a la florería? Puedo acompañarte si quieres.

—Sí, planeaba ir más tarde —respondió Mabel con una sonrisa. Al ver que su hermano se incorporaba de nuevo, decidió hablar —Oye, ¿y Dionaea? ¿Dónde la tienes?

Dipper abrió su mochila con cuidado y sacó la pequeña planta carnívora —¿Por qué preguntas?

Mabel, frunciendo el ceño y tomó a la planta suavemente —¡No es bueno para ella estar en la mochila todo el día! —dijo molesta, llevándola hasta la mesa cerca de la ventana y dejándola bajo el sol. Dionaea rápidamente estiró sus hojas, moviéndose de un lado a otro como si agradeciera la luz.

Dipper rió, acercándose para acariciar las hojas de la planta —Supongo que tienes razón —admitió, observando cómo la planta se movía contenta bajo el sol.

Ambos hermanos caminaron hacia la florería, avanzando por las calles de Gravity Falls bajo el sol de la tarde. Mabel, siempre curiosa, miró de reojo a su mellizo antes de romper el silencio.

—Oye, Dip, ¿qué pasó con tu amigo? ¿Por qué regresaste tan temprano? —preguntó mientras pateaba una pequeña piedra en su camino.

Dipper, manteniendo la mirada hacia el frente, respondió sin mucha emoción —Nate tuvo una emergencia, así que decidí volver. No fue nada importante.

Mabel asintió lentamente, aunque su instinto le decía que había algo más detrás de esa respuesta. Sin embargo, decidió no insistir. Al llegar a la florería, el aire cambió, cargado con el aroma de las plantas y flores. Ambos hermanos entraron, sintiendo la calidez del lugar mientras las hojas y pétalos vibraban ligeramente con la brisa que entraba por la puerta.

—Bueno, aquí estamos —dijo Mabel con una sonrisa, observando las flores alrededor. Robbie levantó la vista cuando vio a Dipper entrar.

—¿Qué tal con tu amigo? —preguntó Robbie con una media sonrisa. Dipper se sonrojó ligeramente, recordando los eventos con Nate, pero rápidamente respondió.

—Está bien —dijo, tratando de sonar casual mientras se dirigía hacia la parte trasera de la tienda para ponerse su delantal. Luego, comenzó a revisar el cuaderno de cuentas. Para su sorpresa, estaba todo en orden, incluso más organizado que cuando Bill estaba a cargo de la florería. Eso le sacó una pequeña sonrisa, pensando en lo caótico que podía ser a veces.

Mientras tanto, Mabel se encontraba tras el mostrador cuando de repente se levantó apresuradamente. Antes de poder esconderse, la puerta de la florería se abrió de golpe, y allí estaba Gideon, de pie en la entrada. Dipper notó que estaba visiblemente nervioso, pero aun así intentaba proyectar seguridad, caminando con la cabeza en alto.

—¡Hola, amigos! —saludó Gideon con una risa nerviosa, llevándose una mano al cuello —Escuché que Bill no estaba y que ustedes se encargan de la florería ahora. Pensé que sería una buena oportunidad para pasar a visitarlos.

Dipper lo miró con desconfianza, frunciendo el ceño. —No hacía falta tu visita, Gideon. ¿Para qué viniste? —preguntó con un tono cortante.

Gideon se acercó un poco más, su voz bajando levemente mientras respondía. —No es que yo disfrute de venir aquí, Dipper. Pero... aún no sé qué es lo que Bill está haciendo en esta realidad. Y, bueno, para dormir tranquilo, necesito saberlo.

Last SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora