Yo te llevaré

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Un nuevo día llegó y con la aparición del sol alzándose sobre el mar, el cantar de las aves era el único sonido que podría percibirse en el lugar...

Habían pasado ya cuarenta minutos que
Kornnaphat había despertado y empezado ordenar sus cosas para alisarse y enfrentar el nuevo día junto a las adversidades que intentaran obstruir su camino a Dublín. Se sentía con energía, a pesar de no haber logrado dormir más de cuatro horas por la noche, pues para el momento en el que terminó de arreglar el caos que había causado en la habitación por su búsqueda del toma de corriente, cuando por fin pudo recostar su cuerpo a la cama, los pensamientos sobre lo que estaba haciendo, las cosas que había pasado el día anterior por hacer algo de lo que aunque estaba decidida a lograr su cometido, algo en su interior le decía que no estaba bien forzar las cosas.

¿Por qué eso es lo que hacía, no? Forzar a su novio a comprometerse. No. Ella no estaba obligando a nadie solo daría el paso que en algún momento Bright lo haría de igual manera, simplemente le estaba facilitando las cosas porque lo ama y después de tanto tiempo ya era hora de tener una vida juntos. Esos eran los razonamientos que mantuvieron en vela a la rubia.

Kornnaphat terminó de cepillar sus dientes mientras se observaba en el pequeño espejo del baño de huéspedes. Salió del cuarto de baño para dirigirse nuevamente a su habitación. Al llegar revisó su móvil que permanecía sin batería. Entre las cavilaciones de la noche anterior decidió que avisar a su novio y avisarle que se hallaba en Irlanda era la mejor opción, ya no sería en Dublín que le notificara, pues en vista de la suerte que ha tenido era mejor que él estuviese enterado por si lo llegase a necesitarle luego; pero no le diría de sus planes, únicamente se enteraría de su estancia en dicho país.

La rubia salió de la habitación vestida con la misma ropa del día anterior, pues con lo agotada que se sentía no se molestó en despojarse nada más que de sus stilettos y aflojarse la falda. Bajó hasta el área del bar en busca del teléfono fijo para realizar sus llamadas.

En el lugar no había nadie más que ella. «Genial, al menos la exasperante castaña no será lo primero que vea en el día». Ubicó el teléfono cerca de la gran ventana con vista a la entrada y fue hasta allí. Marcó el número de su novio y esperó tres tonos antes de que se escuchara la voz al otro lado.

"Buenos días cariño". saludó con voz suave el hombre de la otra línea. "Iba a llamarte en un rato más, pensaba que aún dormías. ¿Cómo estás?"

"Buenos días, amor. Sí, es que no he podido dormir bien y me he despertado con el alba". respondió a través de un suspiro. "Me encuentro bien. Tengo una sorpresa para ti".

"Vaya... Y, ¿Qué podría ser?"

"¡Estoy en Irlanda!" exclamó al teléfono con una pequeña sonrisa.

"¡¿Que estás en Irlanda?!" el joven cirujano estaba realmente sorprendido y extrañado a la vez.

"¡Sí! Quería darte una sorpresa cuando llegase a Dublín, pero el viaje ha resultado un auténtico desastre". dijo amargamente. "Ahora me alegro de que alguien sepa en donde estoy. Es que en
serio, no imaginas lo que aquí llaman «cena» y ni hablar de la supuesta «hospitalidad irlandesa»".

"Estoy impaciente por verte". anunció el joven.

"Yo también deseo verte".

"¿Cuándo llegas?"

"Supongo que estaré allí por la tarde, si
encuentro un taxi. Son cuatro horas de viaje en auto hasta Dublín".

"Es una gran sorpresa cariño. Te quiero".

Leap Year in Dublin (LingOrm Ver.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora