¡Mi bebé!

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"Mejor eso que ser estúpida «Año bisiesto» Wohoo ¿Quieres casarte conmigo? Wohoo Tengo una maleta que se llama Louis Wohoo". dijo con voz de niña y con burla a una estupefacta rubia por tal conducta tan impropia de mujer que debe estar rondando los veintitantos, casi treinta.

"¿Quien te crees que eres? Con que derecho te atreves a juzgarme de esa manera. Y por Dios que edad tienes ¿Cinco?" espetó con furia. "Bien, pues
se acabó. A partir de ahora no hablaremos. No quiero saber tu opinión. Te pago para que me lleves así que, sube". señaló hacia atrás al auto aparcado en la colina.

"Por mi, vale. Perla". dijo y empezó a subir hacia el coche.

"¿A qué viene eso de perla? Agh..." frunció su seño y la siguió cuesta arriba.

Al llegar en donde habia detenido Ling el
auto, se encontraron con una pequeña sorpresa. Una manada de vacas se encontraban a medio camino de la carretera interrumpiendo completamente el paso. «Con un demonio» pensó la rubia que cerraba con fuerza los ojos por elenojo que crecía cada vez más en ella.

Ling, ya con una actitud calmada, sacó una manzana del bolsillo de su abrigo y se sentó en una gran roca cerca del montón de vacas. Cruzó sus piernas y empezó a comerla mientras miraba con fingido desinterés a la rubia, quien se encontraba en estado de shock e intercalada miradas entre la manada y la mujer tranquila frente a ella.

Kornnaphat sintió una corriente de indignación por la actitud de la castaña.

"¿Qué, no piensas hacer nada?" reclamó. Ling volvió su mirada a los animales y luego regresó a verla.

"Estoy haciendo algo". dijo con una diminuta sonrisa. "Espero a que ellas decidan empezar a moverse". se encogió de hombros.

"Por el amor de Dios". Kornnaphat puso los ojos en blanco por la respuesta y se encaminó hacia la manada de vacas.

Ling no despegaba su mirada de ella, le
gustaba verla exasperada. Esperen... ¿Le
gustaba? Bueno, la tailandesa era chistosa y se veía tan fuera de su zona que le causaba gracia. Sí, eso era. Solo le parecía graciosa cuando arrugaba el entrecejo y la miraba como si de sus ojos dispararan rayos laser. Esos pensamientos rondaban por la mente de la joven castaña.

"Hola, vacas. Hemm..." Kornnaphat les habló a la manada con voz amable como si se dirigiese a un grupo de personas. "Escuchen, pasé las ultimas veinticuatro horas en el infierno y no voy a permitir que un par de vacas gordas lo empeoren aún más, así que si saben lo que es bueno para ustedes, más vale que empiecen a moverse". las amenazó con autoridad.

"Me sorprende que sepas hablar tan fluido el lenguaje vacuno". mencionó Ling conteniendo la risa mientras observaba como la rubia empezaba a arrear con torpeza a las vacas.

Por supuesto, Kornnaphat ignoró su comentario y siguió en la labor de mover a las criaturas blancas con negro.

"¡Ahora!" acompañó la orden con un aplauso. "Así es. Bien vacas. Muévanse, muévanse..." Kornnaphat las animaba y trataba de guiarlas fuera del camino.

"¿Por qué no les propones algo a ellas?" dijo Ling con burla, haciendo referencia a su plan de propuesta a su novio y siendo ignorada nuevamente por la rubia que se encontraba plenamente concentrada el arrear a la manada.

Por increíble que pareciera, la manada
vacuna empezó a movilizarse lentamente hacía un costado.

"¡Sí! Vamos, caminen. Vaya ustedes son... Grandes". dijo con los ojos abiertos como plato cuando una descarrilada se acercó demasiado a ella asustándola. "Whoa... Solo, solo muévanse. Vamos, caminen". dijo apartando con una mano temerosa a la vaca que se había desviado hacia ella.

Leap Year in Dublin (LingOrm Ver.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora