El secreto para un matrimonio feliz. Parte 2.

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Una vez dentro de la cocina, Ling se encontró a una seria rubia con el ceño fruncido y moviéndose de un lado a otro buscando los utensilios que necesitarían para iniciar la preparación de la cena.

La castaña suspiró de nuevo, y dejando a un lado la inerte criatura de sus manos, habló.

"Kornnaphat, ¿Qué a caso no habías cocinado nunca estofado de pollo?" preguntó.

La rubia se encontraba de espaldas a
Ling mientras limpiaba algunas de las
verduras que había recolectado. No entendía el porqué de sentirse tan susceptible a todo lo que hacía o decía la castaña, y eso la tenía un poco desconcentrada, por lo que no escuchó
la pregunta que le fue realizada.

Ling notó aquello y se acercó un poco más, situándose detrás de ella y habló nuevamente.

"Oye, Kornnaphat..." empezó a decir la castaña pero se interrumpió por el brinco de sorpresa de la rubia.

"¡Oh por Dios! ¡Ling!" Chilló por el susto. "Casi me matas del susto, no hagas eso. ¿Qué quieres?"

"Discúlpame, no fue realmente esa mi
intención". se defendió sinceramente. "Solo preguntaba de nuevo si alguna vez habías cocinado estofado de pollo, por como reaccionaste ante lo de la gallina, y como no respondías pues..."

"Por supuesto que he preparado antes un estofado. No me tomes por tonta". respondió rápidamente en tono prepotente, causando que Ling se alejara y endureciera sus gestos.

Kornnaphat realmente no había querido
responder tan duramente, pero la había tomado desprevenida y no meditó antes de responder.

"Me pregunto entonces, ¿De dónde crees que salen los pollos que utilizas para la receta?" preguntó regresando a su tono de sarcasmo y burla habitual.

"De la sección de congelados en el súper mercado, obviamente..." respondió esta vez en un intento de broma para aliviar un poco la tensión. Ling la observó con su habitual ceja levantada y sonrisa ladina. "Lo sé, lo sé. Es solo que me sorprendiste". dijo mirando fijamente a los ojos azules que le devolvían el gesto, y no supo realmente si se refería solo al episodio salvaje de la gallina. "No dejas de hacerlo".

Ling observó la mirada color miel que
se mantenía fija en la de ella y por unos segundos sintió que podría perderse en la profundidad de aquellos ojos dulces. Al escuchar lo que acababa de decir la rubia, no pudo evitar sentir como algo en su interior se descontrolaba un poco y el calor subiera hasta sus mejillas sonrojadas.

Kornnaphat al notar el rubor en las mejillas de la castaña, se percató de las palabras que había dicho y sintió como Su rostro imitó perfectamente el color rojo del tomate. Desvió la mirada de aquel mar azul que la observaban con tal intensidad que no pudo evitar sentirse algo nerviosa ante su presencia. Por el rabillo del ojo pudo notar que Ling sonreía ampliamente cuando desconectó sus miradas. Idiota. «Idiota de sonrisa hermosa» pensó.

"Bueno, eh. Es mejor que comencemos a cocinar, la noche está empezando a caer y no debemos hacer esperar tanto a nuestros comensales". dijo Ling evitando responder el comentario, pero sin perder la sonrisa en su cara.

"Uhm... Sí. Eso mismo estaba pensando. ¿Por dónde iniciamos?"

"Pues, puedes empezar por desplumar
nuestra pequeña y yo me encargo de lavar y cortar los vegetales". propuso Ling divertida, con una mirada retadora. Kornnaphat la miró devuelta con gesto de sorpresa, negando con la cabeza y la castaña empezó a reírse. "Vale, vale. Entonces yo me encargo de eso y tu de los vegetales, solecito".

Leap Year in Dublin (LingOrm Ver.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora