Retroceso

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Tres años antes, Vancouver, Canadá.


Ari

La luz de los reflectores envolvía cálida mi piel, pero el estudio se sentía más frío de lo habitual. El clic constante de la cámara marcaba el paso del tiempo, como un recordatorio de que esta sería la última vez que lo escucharía aquí. Mantenía mi mirada fija, intentando parecer segura, pero la tristeza se filtraba en mis ojos. Era inevitable.

Cada destello capturaba algo más que mi imagen; recogía mis emociones y mi nostalgia. Sabía que el fotógrafo seguía susurrando elogios, pero mi mente estaba lejos, en otro lugar, pensando en todo lo que dejaría atrás. Esta era mi última sesión en Canadá antes de partir a Seúl. Mis maletas estaban listas, pero yo... no lo estaba del todo.

Este lugar había sido mi refugio junto a mi prima durante mucho tiempo, pero ahora todo estaba a punto de cambiar. Mi vida se movía demasiado rápido y, aunque había sido mi decisión, una parte de mí quería detener el tiempo, solo por un momento más.

-Perfecto, solo una toma más -dijo el fotógrafo, sin notar mi distracción. Asentí automáticamente, cambiando de postura por última vez. Sentía el peso de la despedida en cada movimiento y, cuando el último destello iluminó el estudio, un vacío me invadió.

Todo parecía terminar tan rápido. Era solo una sesión de fotos más, pero para mí era el cierre de un capítulo. Respiré hondo mientras me quitaba los zapatos de tacón y los dejaba caer al suelo, sintiendo el frío del concreto bajo mis pies descalzos.

-Listo, terminamos -anunció el fotógrafo con una sonrisa satisfecha.

Le devolví una sonrisa débil y forzada, mientras mi corazón latía con fuerza ante lo que me esperaba. El próximo vuelo a Seúl saldría en pocas horas. Un nuevo comienzo me esperaba allí, pero eso no hacía que esta despedida fuera más fácil.

Mientras guardaba mis cosas, el silencio del estudio se hizo más palpable. Guardé cuidadosamente el vestido en la bolsa de tela y, al mirar alrededor, supe que no había vuelta atrás. Sabía que este sería un nuevo comienzo para mi carrera.

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-¡Por Ari! -brindamos todos al unísono. Me había reunido con mi prima, su prometido y mi amigo para cenar antes de partir. Estábamos en un restaurante a diez minutos del aeropuerto, ya que mi vuelo saldría en media hora.

-No me quiero ir -dije con tristeza.

-Será un nuevo comienzo que te marcará de por vida -dijo Tommy, el prometido de mi prima, Michel.

-Verás que así será -La emoción en la voz de Eiden era evidente. Eiden vino de vacaciones hace un mes y también se irá mañana.

Michel se limitaba a comer para no decir algo y terminar llorando, como cuando le di la noticia de que me iría a vivir a Corea. Había visitado Seúl varias veces, algunas por placer y otras por trabajo, pero nunca imaginé que tendría que irme a vivir definitivamente por unos años. Esta era la primera vez que me iba y dejaba a mi prima sola desde que llegamos a Canadá. Aunque, esta vez, Tommy está con ella.

-Es que...

-Nada de peros. Esto es algo por lo que has estado trabajando -Michel no me dejó terminar la frase, interrumpiendo mi queja. Siempre nos hemos apoyado en todas nuestras decisiones y, aunque no lo demuestre, ella es la más emocionada con esto.

-Nos estaremos llamando todos los días, y también Suno estará contigo -continúa hablando.

Sé que él estará conmigo, ya que es mi mánager, pero no es lo mismo.

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