Récord Of Ragnarok: Alianza Oscura

El Amanecer del Ragnarok

Opening:

Después de recibir la impactante noticia sobre el Ragnarok, David pasó varios días sumido en la incertidumbre. Sabía que la fecha fatídica se acercaba y que pronto se llevaría a cabo la primera batalla que decidiría el destino de la humanidad. Consciente de la importancia de este evento, decidió compartir la noticia con su amada Karen. Ya había hablado con todos los amigos que aparecían en la lista enviada por Brunhilde, y todos habían mostrado su disposición a apoyarlo en esta misión imposible.

Una tarde, mientras se encontraba en su hogar, David llamó a Karen, tratando de contener el nerviosismo que le invadía.

—Karen, ¿puedes venir un momento? —preguntó con un tono de voz un tanto tembloroso.

Karen se giró al escucharlo, percibiendo de inmediato la inquietud en su rostro. Años de convivencia en la Tierra le habían enseñado a interpretar cada uno de los gestos de David, así que, con una mirada comprensiva, se acercó a él.

—Dime, amor, ¿ha pasado algo? —le dijo suavemente, tomando su rostro entre sus manos y buscando sus ojos—. Sabes que puedes contarme lo que sea.

David tomó una profunda respiración. La calidez de su mirada le dio el valor para hablar.

—Sí, hay algo importante que necesito decirte —comenzó, dejando que su voz recobrara firmeza gracias al apoyo de Karen—. Lo que te voy a contar afecta no solo a nosotros, sino a toda la humanidad.

Karen frunció ligeramente el ceño, sorprendida por la seriedad de sus palabras. Sin embargo, guardó silencio, esperando que él continuara.

—¿Recuerdas el día en que choqué con esa niña que llevaba una hoja en la mano? —preguntó David, su mirada llena de recuerdos confusos.
Karen asintió, algo perpleja por la dirección de la conversación.

—Claro que lo recuerdo. Me pareció muy extraño que tuviera tanta prisa. Pero, ¿qué tiene que ver eso con lo que estás diciendo?

David hizo una pausa, buscando las palabras correctas. Finalmente, decidió ir al grano.

—Esa niña… llevaba una lista con los nombres de los humanos más destacados de la historia. Al chocar conmigo, nuestras hojas se intercambiaron sin darnos cuenta y… —hizo una pausa, su voz se quebró un poco.

—¿Y qué más? —insistió Karen, tratando de comprender el alcance de lo que decía.

—Ahora los que estamos en esa lista enviada por error somos quienes tendremos que pelear contra los dioses para asegurar la supervivencia de la humanidad por otros mil años —respondió, su voz apenas un susurro.

Por un momento, Karen se quedó en silencio, asimilando la revelación. Luego, para sorpresa de David, le dirigió una sonrisa comprensiva y segura.

—Amor, no tienes de qué preocuparte. Si tienes que luchar contra los dioses, aquí estaré contigo para ayudarte. Y, además, yo también tengo algo que decirte.

David, reconfortado por la respuesta de Karen, la abrazó fuertemente. “Siempre tan positiva y fuerte…”, pensó. Sin embargo, justo en ese momento, alguien llamó a la puerta, interrumpiendo el momento.