Tutor inclinó la cabeza ante el soberano.
–Zee... –no terminó de decir la frase sabiendo muy bien que el contrario estaba enojado.
Sabía que era porque había llegado tarde, el cazador se le había adelantado, y se había obligado a teletransportar a su rey, antes de que pasará algo más. Penso sus palabras antes de volver a hablar.
–Yo...
Zee levanto una mano, indicándole que no dijera nada más, Tutor rápidamente cerro la boca.
–Que no fue tu culpa, no te molestes
Mencionó al rey antes de sacar su arma y lanzarla a las manos de Tutor quien no dudó en atraparla
–Lleva esto y píde que lo arreglen. –Zee no pudo evitar que una leve sonrisa se formara en su rostro- Incluso como un simple humano, todavía puede arruinar mi arma
–Es fuerte –comentó Tutor con cuidado mientras observaba el arma dañada.
–Lo es -había una pizca de orgullo en la voz de Zee. Sin embargo no tardó en apretar la mandibula recordando lo sucedido en aquella noche.
Conocer al joven cazador no estaba en su plan, no era la forma en la que quería que se conocieran. No le gustaban mucho las sorpresas.
–Cuando Max llegue, hazle saber que estaré en mi oficina. Nadie más que el puede entrar
– Entendido, Majestad
Asintió rápidamente Tutor mientras observaba a Zee marcharse. El Ángel caído era el más peligroso cuando hervía de ira en silencio.
.
.
.Nunew entró en su oficina, aquel lugar donde era bien sabido que nadie podía entrar sin su consentimiento.
El lugar estaba lleno de conocimiento e historia. Pero no sólo eso, ahí también guardaba su gran colección de Huskys de peluche.
Zee amaba su colección.
Camino tranquilo, pasando por los estantes de libros antes de llegar a su escritorio, donde tomó asiento.
Zee se agarro a su sillón hasta que sus nudos se pusieran blancos. Esta noche se había visto obligado a recordar lo que perdió hace mucho tiempo atrás. Recordó años de paciencia, de dolor y duelo... De un amor que no estaba dispuesto a dejar ir, ni hoy ni nunca.
El gruño, mientras intentaba reprimir su ira. Estaba enojado por muchas cosas, pero que le negarán lo único que siempre había anhelado recuperar era lo que más le dolía
Cerró los ojos mientras una sombra se movía debajo de sus pies y se extendía por toda la habitación. Pronto se vio envuelto en aquella oscuridad que le permitía volver a escuchar la voz de quien tanto amaba.
–Tu colección de Huskys me hace pensar en lo lindo que eres en secreto y conmigo
–¿Si?
Río suavemente antes de contestar
–Si, y además lo consideró atractivo, mi rey.
– Calmate, que alteras mis emociones..
La risa de ambos lleno la habitación
Zee podía ahogarse en aquel recuerdo.
Max entró al lugar, la habitación estaba completamente oscura. Aquellas sombras que provenían de Zee, habían devorado toda la luz en aquella habitación dejando simplemente a la vista al soberano.
Aquello le hizo recordar unas palabras que le dijeron hace tiempo atrás, que debía cuidar que Zee nunca fuera consumido completamente por el dolor de su sombra.
–Zee
Le llamó tranquilamente, notando como el contrario iba abriendo poco a poco sus ojos
–Controlate a ti mismo, y a tu sombra -le miro seriamente y con una voz autoritaria.
El rey lo miro seriamente ante aquella orden y siguió sin hacerle caso.
–Zee, tu pareja no estará feliz si ve esto
Aquellas palabras fueron lo suficiente para que reaccionará, la sombra se encogió poco a poco y la habitación se lleno nuevamente de luz.
–Mi esposo ya no está aquí.
Murmuro Zee luego de un rato. Max suspiro antes de acercarse a el, fingir que no vio el dolor en los ojos de su rey sería desconsiderado. Pero sabia que debía mantenerse firme.
–¿Que quieres que haga por ti?
Zee suspiro, recobrando su postura.
– Manda a Tutor y a Net que vigilen a Nunew –ante la mirada confundida del contrario continuo– Miguel esta tramando algo, y seguramente no es bueno...
.
.
.El tiempo pasaba lento, o al menos eso sentía Nunew luego de su encuentro con aquel demonio que le era extremadamente familiar.
El cosquilleo en sus manos y mejillas donde le había tocado seguían ahí como un constante recordatorio que todo fue real.
Y que no podía dejar de pensar en el.
¿Porque aquel extraño hombre le traía la sensación de ser alguien a quien había olvidado? Su mente daba vueltas buscando algún recuerdo de el, pero no teniendo éxito.
Estaba recostado en el suelo de su sala, observando el techo. Quizás había estado ahí un par de días o más. No había salido de casa desde que regresó aquella noche así que no sabía cuanto tiempo había pasado realmente.
Sabía que debía ir a comprar alimentos pues se había agotado lo poco que tenía en su cocina. También podria salir a cazar demonios, para quizás tener una posibilidad de ver....
No, debería dejar ese tema a un lado.
Se levantó de su sitio para poder ver la hora, por la ventana noto que ya había caído la noche. Se acercó a esta observando hacia afuera, en especial hacia la luna.
Le pareció hermosa y no pudo evitar sonreír suavemente antes de alejarse de su ventana
– Tu eres como la Luna.. Y yo, el cielo.
Los pasos de Nunew se detuvieron, sus oídos prestaron atención al susurro no invitado.
La voz había regresado, la misma voz que le había acompañado desde que era un niño.
Pensaba que se había vuelto loco la primera vez que lo escucho y fue consciente de que aquella voz no venía de algún lado en particular
Por lo general la voz sonaba suave y llena de cariño, aunque había momentos que sonaba triste. Entonces sentía la necesidad de consolarlo.
Tan natural, como si hubiera nacido para ello. Para cuidar y consolar aquella voz.
Ansiaba también ser cuidado y amado, pero pedirlo era una habilidad que no le habían enseñado. La idea de pedir algo de cariño siempre le había parecido como algo malo.
–Eso significa que.. ¿Soy tu luna?
Susurro sin esperar alguna respuesta realmente. Considerando el hecho de que si se había vuelto loco hace tiempo, tal como muchas veces los demás le decían.
Pero la escucho de nuevo, una voz tan profunda y suave, que lo envolvía como un cálido abrazo y que parecía que le contestaba al oído.
–Mio ~
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Volver a ti
FanfictionDesde la niñez Nunew fue criado para cazar y matar demonios. Sin embargo, un día al encontrarse con el soberano del infierno. Una sensación de familiaridad le hace dudar sobre de quien realmente es.