Capitulo 5- Ana

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- Buenos días cariño – Me dijo mi madre despertándome por la mañana para ir a clase

Ese día aunque me hubiera sonado el despertador no me desperté ya que había dormido mejor que otros

Bajé a la cocina estaba el desayuno preparado como todos los días desayuné rápido. Y cuando salí vi que Ethan me esperaba apoyado en un coche impresionante, parecía nuevo.

- Hola, vamos sube que si no vamos a llegar tarde

- Hola- dije un poco impactada mientras subía al coche

- ¿Qué tal has dormido? - me pregunto cuando ya había subido

- Muy bien, hacia mucho que no dormía así de bien ¿Y tú?

- Me quede dormido nada más irte tú.

- ¿Desde cuando tienes coche? ¿Y desde cuándo conduces?

- El coche lo tengo desde que aprendí a conducir, aprendí hace un año pero no lo suelo usar mucho

- Me gusta...me refiero al coche

- Oh, ya gracias

En ese preciso momento me dieron ganas de besarle pero me dije a mi misma que no era el mejor momento y que debía concentrarme en el caso, pero antes en las clases.

Las clases ese día se me pasaron muy rápido y eso que estaba nerviosa por si Ethan había encontrado el número de Ana. 

- Hola- le dije con una sonrisa, que luego el me devolvió

Ya habían acabado las clases y ya habíamos comido era hora de empezar a investigar.

- Mis padres me han dicho que lo único que guardaron del móvil de Amanda fue la tarjeta, así que han ido a una tienda a que intenten ponérsela a un móvil antiguo. Espero que puedan recuperar los contactos de Ana

- A, vale yo también espero que lo puedan recuperar

Se nos ocurrió poner la tele en lo que sus padres llegaban, el tiempo de espera se nos hizo eterno

Por fin sus padres llegaron y nos dijeron que habían quedado con Ana en la biblioteca dentro de veinte minutos. También nos dijeron que el señor de la tienda estaba reparando la tarjeta y que dentro de una hora y media o así podríamos ver lo que había en su móvil

Ambos nos dirigimos a la biblioteca, donde habíamos quedado en ver a Ana. La idea de enfrentarla era inquietante, pero sabíamos que era importante para entender qué pudo haberle ocurrido a Amelia. Al llegar, vimos a Ana sentada en una mesa apartada, hojeando un libro con aire despreocupado. Nos miramos brevemente, y respiré hondo antes de acercarme a ella.

—Hola, Ana. Soy Carolina, y él es Ethan. ¿Podríamos hablar contigo un momento?

Ana levantó la vista, sorprendida, pero mantuvo una expresión neutral.

—¿De qué quieren hablar? —preguntó, cerrando su libro lentamente.

—Es sobre Amelia —dijo Ethan, directo, aunque su tono fue cauteloso—. Queremos entender qué pasó entre vosotras. Nos han dicho que discutieron poco antes de... bueno, antes de lo que le ocurrió.

La mirada de Ana se ensombreció, y pude ver que las palabras de Ethan habían removido algo en ella. Sin embargo, se esforzó en mantener la calma.

—Sí, discutimos. Pero no fue nada serio —dijo, desviando la mirada—. Amelia y yo éramos amigas, o al menos eso pensaba. Ella empezó a actuar raro, hablaba de cosas que no tenían sentido, de peligros... pero nunca me dijo en serio a qué se refería. Parecía obsesionada con algo, y no quería compartirlo conmigo.

Sentí que habíamos tocado un tema delicado. Ana suspiró y continuó.

—¿Así que no sabes nada sobre el cuaderno que tenía? —pregunté, tratando de no sonar demasiado ansiosa.

Ana nos miró confundida, y luego negó lentamente con la cabeza.

—¿Un cuaderno? No... nunca me habló de eso. ¿Pero por qué estaban vosotros con ella? ¿No les dijo nada?

Ethan y yo nos miramos rápidamente. Sabíamos que teníamos que ser cautelosos, pues aunque Ana parecía querer ayudar, también había cierta tensión entre ella y Amelia.

—Solo estamos tratando de encontrar respuestas. Amelia era importante para nosotros también —dije, intentando sonar convincente.

Ana asintió, y su expresión pareció ablandarse.

—Ojalá pudiera ayudarles más. Solo sé que Amelia estaba investigando algo y que parecía asustada. Eso me preocupaba, y fue lo que causó nuestra discusión. Pero... no me dijo nada más.

Agradecimos a Ana su tiempo y nos despedimos. Mientras salíamos de la biblioteca, Ethan se volvió hacia mí.

—No sé qué pensar, Carol. Parece sincera, pero al mismo tiempo, hay tantas cosas que no encajan.

—Sí... pero por lo menos sabemos que Amelia realmente estaba en algo grande, algo que probablemente la superaba. Ahora, solo nos queda esperar a ver qué encontramos en los contactos.

Nos dirigimos a casa con una mezcla de emociones. Parecía que cada paso que dábamos solo hacía crecer el misterio de lo ocurrido con Amelia.

Después de salir de la biblioteca y charlar con Ana, Ethan y yo caminamos en silencio hacia su casa. Sabíamos que los padres de Ethan podrían tardar en llegar con el móvil restaurado, pero la espera y el misterio se sentían casi sofocantes.

Sombras por el lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora