Mi única distracción un viernes por la noche es salir de fiesta con mis amigas y pasar un buen rato mientras busco quién podrá ser el afortunado de pasar una buena noche conmigo. Salir aquel día en la noche es una tradición que jamás rompemos desde que nos conocimos en el primer semestre de la universidad. Casandra y Aurora son mis amigas más cercanas, pero no son mis mejores amigas. Si quiero pasar un buen rato voy con ellas y nos divertimos hasta decir basta. Si quiero contarle mis penas a alguien, simplemente se lo cuento a mi almohada y trato de no pensar mucho en ello.
Mientras miro a las chicas rebuscar entre los tantos vestidos en la tienda más prestigiosa de la ciudad de L.A. pienso en la pequeña fortuna que vamos a gastar en este momento.
—¡Mira este vestido, Nova! —grita Aurora llamando la atención de las dependientas que nos miran con sonrisas demasiado alegres en sus rostros. Ya somos clientas habituales de aquí y saben que cuando venimos gastamos un dineral en ropa. Dinero que nuestros padres nos dan para tratar de compensar el tiempo que nos nos dan.
Voy hacia ella al mismo tiempo que Casandra, sonriendo cuando Aurora levanta un vestido negro de lentejuelas muy pequeñas. El escote por delante tiene pequeños diamantes, formando una especie de curva muy bonita y resaltando lo pequeño que es. Es un pedazo de tela, ya que por atrás parece no cubrir mucho, pero a ella le encanta y yo trato de mirar lo bonito en él.
Inspecciono el vestido como si fuera una experta en ello y asiento la cabeza.
—Es muy pequeño, no me gusta. —Dicho eso me doy la vuelta y las dejo a ambas allí. Aurora entrecierra sus ojos marrones hacia mí como si estuviera molesta con mi respuesta. Por supuesto, ella deja el vestido donde estaba y sigue buscando. Odio cuando trata de buscar sus gustos y no pensar en los míos, estamos aquí para comprarme un vestido.
No al revés.
—¿Qué te parece este? —pregunta Casandra alzando un vestido color blanco. Su cabello rojo como el fuego contrasta muy bien con ese color. Bien podría ser un vestido para ella, no para mí.
—No lo creo. —Mi corta respuesta le hace esbozar un puchero, pero deja el vestido y continúa buscando. Ellas no entienden por qué me quiero comprar un vestido para hoy cuando es obvio que tengo miles en mi closet. Pues la verdad yo tampoco tengo la respuesta a esa duda, pero entiendo a la perfección que mis ganas de salir hoy de casa influenciaron mucho en la decisión. Alexander, alias «el imbécil novio de mi madre», se paseó por allí como si fuera el dueño de la casa.
Quise arrojarle mi celular en la cara cuando pasó por mi lado y ni siquiera me miró, pero en vez de aquello marqué el número de las chicas para reunirnos y aquí estamos.
Me acerco al lado opuesto de la tienda observando los tantos vestidos que hay. Ninguno llama mi atención, ninguno me deslumbra.
Cojo un vestido rojo del montón y lo miro por todos lados. El rojo es mi color favorito. Inspeccionándolo me doy cuenta que es de una tela fina que probablemente se pega al cuerpo. Tiene solo una tira en el hombro derecho lo que me indica que el otro hombro queda libre. El escote se ve decente y para nada revelador. Es justo algo que yo jamás usaría, pero el color me encanta. Lo quiero.
—Este es el indicado. —Sonrío al ver una rosa muy bonita en el lado del hombro derecho, está hecha de la misma tela que el vestido: satén. Como es rojo, la tela suave brilla bajo el gran foco de luz, llamando la atención de los demás cuando me quedo mirándolo embelesada.
—¡Guau, es hermoso, Nova! —Sonríe Casandra muy entusiasmada con mi elección. Yo asiento.
—¿Te lo vas a llevar? —pregunta Aurora cruzándose de brazos. Le doy la vuelta al vestido y veo la etiqueta: $999 dólares. Cierro los ojos decepcionada de no poder gastar ese dinero. Por supuesto lo tengo, pero me faltan las ganas de invertirlo en ese pedazo de tela. El precio es ridículo, el vestido ni siquiera es tan bonito.
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Las probabilidades de un amor imposible
RomanceNova Hernandez es una veinteañera que está en su segundo año de carrera en la prestigiosa universidad privada que su madre paga. Tiene la suerte de venir de una familia adinerada, y a pesar de que su padre no está en la foto, ella siente que con su...