Los días pasaron y, con ellos, la curiosidad sobre "Azul" se apoderó de mí. Mikel, un amigo del instituto, nos invitó a ver a "Azul" jugar al fútbol. Mis inseguridades se intensificaron cuando Nerea comenzó a burlarse de él, llamándolo feo y diciendo que no sabía jugar. Pero al verlo en acción, con esa chispa en los ojos y una sonrisa que iluminaba el campo, me di cuenta de que no podía dejar de mirarlo. Era divertido y carismático, todo lo que no esperaba. Después del entrenamiento, "Azul" se acercó a mí por primera vez. "¿Te gustaría hablar después?", me preguntó, y mi corazón se saltó un latido.
ESTÁS LEYENDO
Mariposas en el estomago
RomanceEn su primer año de ESO, Carmen se enfrenta a un nuevo mundo lleno de incertidumbres y emociones. Con la ayuda de sus amigas, navega entre los nervios de conocer gente nueva y la confusión del primer amor. Todo cambia cuando ve a un chico, guapo y e...