Adelaide

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La iniciación de Cedric había sido fascinante; la atmósfera vibraba con una magia que parecía pura y ancestral. Sus dagas gemelas destellaban en la tenue luz, reflejando la esencia de Cedric: lealtad, nobleza y un fuego interior que lo impulsaba a ser mejor. Eran dos piezas idénticas, forjadas en un metal oscuro que parecía absorber la magia y amplificarla en sus manos. Cada movimiento con ellas era fluido y certero, como si las dagas fueran una extensión de él mismo. Fue un espectáculo inolvidable

El tiempo paso y así, llegó el tan esperado anuncio

"Bienvenidos, estudiantes de Hogwarts", comenzó, su voz resonando suave pero firme. "Este año, nuestro castillo no solo será su hogar, sino también el escenario de un evento que trasciende generaciones y fronteras." Pausó, dejando que el suspenso impregnara cada rincón de la sala, su tono sugiriendo que lo que estaba por revelar era algo tan antiguo como peligroso.

"Me complace anunciar el regreso del Torneo de los Tres Magos", continuó, y un murmullo excitado recorrió el salón como una ola. Las palabras parecían insuflar vida a todos, encendiendo chispas de emoción en sus rostros. Pude ver en muchos de ellos la fantasía y la ambición, y en otros, un respeto cauteloso hacia lo que el torneo implicaba.

Pero yo permanecía inmutable, observando cada reacción. Mi mirada se poso en Draco, el me sostuvo la mirada y yo susurré

"Atento a la llegada de los búlgaros" dije y el asintió

"Este torneo", prosiguió, "será una prueba de valentía, habilidad y perseverancia. Tres campeones, uno de cada colegio, serán seleccionados para enfrentarse en desafíos que desafiarán sus límites… y tal vez incluso sus propios miedos."

"Theo" susurré "organiza un grupo, vijila a Dumbledore y síguelo como si fueras su propia sombra" ordene y el asintió de inmediato

"Deben saber," añadió, y su voz adquirió un matiz grave que capturó la atención de todos, "que solo aquellos mayores de diecisiete años podrán competir. Esto no es una elección fácil, y el honor de representar a su escuela no es un privilegio que deban tomar a la ligera."

Una parte de mí se preguntaba quiénes serían los elegidos. ¿Serían simplemente los mejores y más talentosos o también aquellos capaces de hacer lo que otros no harían? Los peligros que ocultaba el Torneo no eran desconocidos para mí, y aunque permanecía impasible, podía sentir la intensidad de la sala creciendo. Dumbledore estaba preparando el terreno para algo que iba mucho más allá de una simple competencia; estaba llamando a los más valientes para enfrentar lo imposible.

...

Cuando terminó de hablar, miró a Draco y a Theo, y susurró: "Reunión." Así, al acabar la cena, se levantó y marchó hasta la torre sur. Allí, esperó hasta que todos los que la seguían llegaron, con sus amigos a su alrededor en una media luna detrás de ella.

"Dumbledore trama algo", comenzó, su mirada atenta a cada movimiento que hacía. "La liberación de Grindelwald no es coincidencia, y el torneo reabierto trae consigo un mal presagio."

Draco dio un paso al frente. "El procedimiento será este: Ravenclaw, ustedes serán ojos y oídos en Dumbledore. Hufflepuff, mantengan vigilancia sobre McGonagall; aún no estamos seguros de sus lealtades. Gryffindor, cuiden los cuadros, son muy chismosos. Y Slytherin, presten atención a Ojo Loco; ese hombre es... muy sospechoso."

Cada grupo asintió, una determinación compartida brillando en sus ojos. Theo, que estaba cerca de Adelaide, añadió con un toque de humor seco:

"Y si ven algo raro, más les vale no correr como gallinas. Mantengan la calma y la varita lista."

Adelaide dejó que una pequeña sonrisa asomara en sus labios, antes de dar un paso adelante. Su voz era firme y autoritaria, sin dejar espacio a dudas.

La Dama PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora