Malia gusta de Kylie desde hace mucho tiempo, le parece una chica muy interesante y bonita, pero es un año mayor que ella. Cuando descubre que a Kylie le encantan los malvaviscos, se le ocurre una idea que podria cambiar su suerte con ella.
Por otr...
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El día llegó radiante, y el ambiente en la escuela estaba lleno de murmullos sobre la fiesta que se celebraría esa noche. Kylie se encontraba en el comedor, sentada con sus amigas, quienes discutían animadamente sobre los planes de la noche.
—¡Deberíamos ir todas juntas! —exclamó una de sus amigas, entusiasmada—. ¡No hay mejor forma de celebrar el fin de semana!
—Sí, pero primero tenemos que arreglarnos. Quiero decir, ¡mira cómo se visten los de primer año! —dijo otra, mirando con admiración a un grupo de chicos.
Mientras las chicas debatían, un empleado del comedor se acercó a la mesa de Kylie con una sonrisa en el rostro. Llevaba un vaso humeante de chocolate caliente, cubierto de malvaviscos.
—Para ti, Kylie Cantrall, te lo manda alguien anonimamente... —dijo el hombre, entregándole el vaso con un guiño.
Kylie frunció el ceño, sorprendida. ¿Qué era esto? Al mirar más de cerca, notó una nota doblada colocada a un lado del vaso. Con curiosidad, abrió la nota y comenzó a leer:
“Sé que esta tarde nos vamos a ver, pero me gustaría tener este detalle contigo como recompensa por no haber puesto malvaviscos en tu casillero por una semana. Tómalo como una disculpa. P.D.: Tienes una sonrisa linda.”
Un rubor intenso se apoderó de su rostro. La nota la dejó completamente atónita y encantada. Las risas y bromas de sus amigas se desvanecieron en su mente mientras procesaba lo que había leído.
—¿Qué dice? —preguntó una de sus amigas, inclinándose hacia ella.
Kylie, aún sonrojada, compartió lo que decía la nota. Las risas comenzaron de nuevo.
—¡Parece que tienes otro admirador secreto! —dijo su amiga, dándole un codazo.
—¡Es una chica! —Kylie respondió con una mezcla de emoción y nerviosismo—. Vamos a juntarnos esta tarde.
Las amigas de Kylie comenzaron a aplaudir y a hacerle bromas sobre la cita.
—¡Esto es increíble! —gritó una de ellas—. Tienes que contarnos todo. ¿Qué te vas a poner?
Kylie se mordió el labio, sintiendo una mezcla de emoción y nervios. ¿Cómo era posible que una chica tan misteriosa hubiera llamado su atención de esta manera? A medida que sus amigas seguían animándola, no podía evitar sonreír, sintiéndose más segura de sí misma.
Con el vaso de chocolate caliente en la mano, se lo llevó a los labios y dio un sorbo. El sabor dulce y reconfortante la llenó de energía mientras pensaba en la cita de esa tarde. El tiempo parecía pasar volando, y aunque aún había clases por delante, su mente ya estaba en la cafetería, esperando ver a la chica que le había dejado los malvaviscos por tanto y esa nota tan especial.
