Bachira; jueves - 5:45pm
Creo que llegar a su vida fue una especie de choque de mundos, quizá el destino, quizá solo mi torpeza me llevó a conocer a la persona más divertida que pude encontrar.
Me compartió su vida cada día, me invitó a su hogar, tan pulcro, tan suyo. Todo decorado de manera tan ambigua y catastrófica que se veía preciosa, una especie de arte incomprendido.
Tenía cientos de caracolas marinas en el porche de su casa, y en la alcoba habías trazos extraños de pintura, como si fuera hecho con las patas, de alguna manera, se veían bien. Con la música a todo volumen, y el sonido del mar a todas horas, era un tipo de paraíso su hogar.
Isagi era hogar.
¿Dónde estuviste toda mi vida? Pensé.
Era tan jodidamente buena la manera que convivíamos.
Tenía un don tan mágico en la cocina, que cada noche era un maldito bufet, sus manos eran mágicas, y no hablemos de cuando me enseñó a cocinar.
Y accidentalmente prendí fuego su mantel.
Era tan paciente, como la orilla del mar, opuesto a mí.
Yo podría ser un remolino o fácilmente un tsunami, pero él era la calma que buscaba, era todo lo que necesitaba.
Quizá mis sentimientos sean confusos, quizá me precipite, pero, esto es lo que siento... es amor... es ilusión.
Quizá caí cuando en una noche de tragos y música escribió "mío" sobre la piel de mi muslo, o solo lo soñé...
-¿Así que te vas mañana? -preguntó Isagi, su voz tenía un tono que no podía ignorar.
-Sí... -respondí, sintiendo un nudo en la garganta. -Mis padres han estado insistiendo en que regrese para ayudar con algunas cosas en casa.
Su expresión se tornó un poco más seria, como si comprendiera que este momento era crucial.
-Entiendo. Pero, ¿puedes no pensar en ello por un momento? -dijo, inclinándose hacia mí. -Hoy es un día para celebrar, no para despedirnos.
Asentí, forzando una sonrisa, mientras un grupo de amigos se reía en el fondo, llenando la sala de música y risas. A pesar de la tristeza, la atmósfera seguía siendo ligera, casi mágica.
La noche siguió avanzando, entre risas y comentarios al azar, él preparó su mejor plato, y mi postre favorito, yo aproveché y pinté su pared... esa que estaba marcada por el fuego del mantel.
Algo sencillo, un sol y una luna, un tú y yo en mi idioma, un nosotros dos.
Cada trazo hecho por mí fue melancólico, lleno de alegría a la vez... el naranja vanadio invadido en el ras del alma del sol era yo, una línea delgada alegre por llegar al final, y la vez con miedo al saber que podría ser el final de la mejor coincidencia de mi vida.
A él le encantó, me abrazó tan fuerte que en ese instante fuimos solo los dos y el sonido invadido del mar, sus brazos fueron tan fuertes contra mi cuerpo que no quise soltarlo nunca más.
-Sabes Isagi, enviaré un cuadro mío a competir y ver si consigo un cupo en algún museo... -Sus ojos se iluminaron con mi noticia y sentí por un momento que el final no llegaría.
-¡Eso es maravilloso!, Seguro lo lograrás e iré a ver tu obra, seré tu critico profesional.
La noche continuó con un torrente de recuerdos, pero al final, la conversación se centró en nosotros. Isagi se volvió serio nuevamente, y yo supe que estaba pensando en la despedida.
-Sabes, me gustaría que esta semana no terminara. -dijo, sus ojos fijos en los míos. -Lo que hemos compartido ha sido increíble. No quiero perder eso.
-Yo tampoco. -admití, sintiendo cómo el calor se acumulaba en mi pecho. -Ha sido una de las mejores semanas de mi vida.
Él se acercó un poco más, su voz un susurro.
-A veces creo que lo mejor de las despedidas es que significan que lo que viviste fue valioso. -dijo. -Pero no quiero que esta sea una despedida definitiva.
-Me gusta esa idea. -respondí, dándome cuenta de que tal vez no estaba tan seguro de querer dejarlo atrás. -Podemos seguir en contacto, y quién sabe, quizás nos veamos más seguido...
Isagi sonrió, y esa sonrisa me llenó de esperanza.
-Claro, promete enviarme más seguido cosas por equivocación, quizá y así llegas más seguido aquí...
Yo sonreí cómplice, recordando que una bendita confusión me había traído hasta acá.
La música en la sala se suavizó, y en un momento de silencio, nuestros ojos se encontraron de nuevo.
-Quiero que recuerdes esta semana, Bachira. Lo que hemos vivido, lo que hemos compartido. No quiero que te alejes de esto. -dijo, su tono era sincero.
-Prometo que nunca lo olvidaré. -dije, sintiendo que las palabras eran verdaderas.
Tenía un brillo distinto en sus ojos, un azul profundo como el universo inmenso, como el fondo del arrecife más inhuano visto, quería tomar sus mejillas y darle un beso, pero..., no debería un desconocido darse esas confianzas.
-¿Quieres un último paseo por la playa antes de que te vayas? -preguntó.
-Me encantaría. -respondí, sintiendo que era la manera perfecta de cerrar esta etapa.
Salimos al aire fresco de la noche, y el sonido de las olas nos recibió como un viejo amigo. Caminamos juntos, los pies descalzos en la arena, mientras la luna iluminaba nuestro camino.
-¿Sabes? Esta semana me ha enseñado mucho sobre mí mismo. -dijo Isagi, mirando hacia el horizonte. -Creo que nunca había sido tan feliz.
-Yo siento lo mismo. -respondí, sintiendo cómo la tristeza y la alegría se entrelazaban. -Y aunque me voy, eso no cambiará.
Su mirada se tornó intensa, y un silencio pesado se instaló entre nosotros, como si el mundo a nuestro alrededor hubiera desaparecido.
-Bachira, creo que lo que siento por ti ha crecido más rápido de lo que esperaba. -dijo, su voz casi un susurro. -No sé si es una locura, pero no puedo evitarlo.
Mis latidos se aceleraron, y el aire entre nosotros se volvió denso con emociones no expresadas, me sentí en una piscina, perdido en medio del mar donde lo único que me acompañaba era el brillo de la luna, el brillo de sus ojos.
-No es una locura. -respondí, sintiendo cómo la vulnerabilidad nos envolvía. -Yo también he sentido algo especial. Algo que nunca pensé que experimentaría tan pronto.
Nos miramos, y el tiempo pareció detenerse. Ambos estábamos conscientes de la conexión que habíamos forjado en tan poco tiempo, un lazo que se sentía tan profundo como si lo hubiéramos cultivado durante años.
Sin poder resistirlo más, Isagi se acercó un poco más, y antes de que pudiera pensarlo dos veces, sus labios tocaron los míos. Fue un beso suave, lleno de promesas y sentimientos no dichos, y en ese momento, supe que esta no sería una despedida definitiva.
Cuando nos separamos, ambos sonreímos, y aunque había lágrimas en mis ojos, también había una chispa de emoción, era mutuo. Era nuestro punto a iniciar.
-Siempre estaré esperando tu regreso. -dijo Isagi, su mirada llena de determinación.
-Y yo siempre llevaré esta semana en mi corazón. -respondí, sintiéndome agradecido por lo que habíamos compartido.
Nos despedimos bajo el cielo estrellado, sabiendo que esto era solo el comienzo de una historia que estaba lejos de terminar.
🪐
Notas:
Cómo dijeee, mejor tarde que nunca, aquí les traigo otro capítulo pueee.Sinceramente, esto ya está por acabar, es un gusto escribir para ustedes, es lo que más amo en la vida. Y compartir lo que amo me encanta.
Feliz día de algoo, JAKSJS, siempre ha razón para celebrar.
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𝐂𝐑𝐎𝐒𝐒𝐄𝐃 𝐂𝐀𝐑𝐃𝐒; ★
Fanfiction-☆ Como acto simbólico, Bachira decide deshacerse de todas las cosas que le traían recuerdos de uno sus ex-casi algo, así que empaca todo y lo envía por correo. Solo que por la ira, no anota bien la dirección y su paquete termina muy lejos de don...