Capítulo 1: Sombras y Luces en el Camp Nou

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Sofía López nunca se consideró una persona tímida, pero desde que tenía memoria había preferido mantenerse al margen, observando cómo su hermano, Fermín, brillaba en el escenario del fútbol profesional. Ella tenía su propio mundo lejos del campo, lleno de literatura, arte y el sueño de viajar, mientras Fermín era el héroe en casa y el orgullo de sus padres. Cuando la invitaron a uno de los entrenamientos de Fermín en el Camp Nou, jamás imaginó que aceptaría. Aún menos se esperaba que, en una sola tarde, su vida cambiara para siempre.

El día estaba soleado, aunque una brisa fría recorría la ciudad de Barcelona. A medida que Sofía se acercaba al imponente estadio, sintió que algo dentro de ella se agitaba, como si intuyera que aquel día marcaría el inicio de una historia diferente. Fermín estaba ocupado con su equipo, así que le pidió a Sofía que lo esperara en las gradas hasta que terminara el entrenamiento. Desde allí, ella observó cómo su hermano se mezclaba entre los jugadores, todos figuras reconocibles y, de alguna manera, intocables. Nunca se había sentido tan pequeña en medio de un lugar tan grande.

Cuando los jugadores comenzaron a calentar, Sofía se dejó absorber por la energía del lugar, el eco de las voces de los entrenadores, las risas de los futbolistas y el constante ir y venir de balones. Era un mundo que conocía de lejos, pero nunca había estado tan cerca de él. Y entonces lo vio a él.

Pedri González, con su camiseta y sus zapatillas desgastadas de tanto correr en el campo, se movía con una elegancia y precisión que fascinaban a Sofía. Había oído hablar de él, claro, pero verlo en persona era diferente. Pedri no solo corría; flotaba, como si en lugar de tocar el suelo lo acariciara. Sofía se perdió en sus movimientos, en cómo su cuerpo parecía estar en constante armonía con el balón. Era como ver un arte en movimiento.

Pero lo que realmente la tomó por sorpresa fue el momento en que Pedri miró hacia donde ella estaba sentada. Sus ojos se encontraron y, por un segundo eterno, el tiempo pareció detenerse. Pedri no apartó la mirada; su expresión no era la de simple curiosidad, sino la de alguien que había encontrado algo inesperado. Sofía, confusa, desvió la vista, sintiendo cómo el corazón le latía con una fuerza desconocida. No entendía por qué, pero sabía que aquel instante sería difícil de olvidar.

Bajo el Silencio del EstadioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora