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❝Pesadillas nocturnas❞

El grito ensordecedor resonó por el lugar, las ramas crujieron y por el gran ventanal pétalos caían como si de lluvia se tratase

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El grito ensordecedor resonó por el lugar, las ramas crujieron y por el gran ventanal pétalos caían como si de lluvia se tratase. El repentino aire que se coló tirando los retratos familiares se arremolinó a su alrededor como si lo llamase; los cuerpos inertes tirados cual muñecos lo hizo retroceder, las almas lo tomaron y su rostro se levantó.

La gran pieza del rey cayó casi aplastándolo, sus manos temblorosas se divisaron y con la mano extendida trató de llegar al árbol.

La repentina sensación de caída se presentó, su cuerpo se zambulló con un gran sonido, caía libremente hacia el fondo mientras los latidos de su corazón se hacían cada vez más fuertes antes de abrir los ojos y tratar de llegar a la superficie,  más no lo logró y cuando la falta de aire se hizo presente, unos ojos azules lo miraron fijamente antes de que su último aliento abandonara su cuerpo junto al amortiguado canto.

Se levantó abruptamente ante los golpes insistentes de su puerta, con la respiración agitada tocó su pecho sintiendo su pijama húmeda por el sudor.

—¡Draco cariño, es hora del desayuno!— La voz amortiguada de su madre se escuchó— ¡Date prisa, tu padre y yo te esperamos abajo!— Los pasos se alejaron y él finalmente se levantó.

Se dirigió al baño y se miró al espejo, su rostro estaba con una ligera capa de sudor, su cabello tapaba uno de sus ojos por lo que retiró el mechón que estorbaba, abrió el grifo y lavó su rostro.

Un mal sueño

Arreglándose lo más rápido que pudo bajó hacía el comedor, extraño, Dobby no lo había ido a despertar como normalmente lo hace.

—Buenos días— Con un beso a la mejilla de su madre tomó asiento.

—Cariño, estuve tocando tu puerta un largo tiempo— Su madre habló— Sin embargo no despertabas, tu padre estuvo a punto de derribarla— Con sorpresa miró en dirección a su padre quién se ocultó tras el Profeta, vislumbró un tono rojo en el cuello de su padre lo que provocó su sonrisa—  Acabas de regresar de Hogwarts, es normal que te sientas cansado— Los elfos sirvieron el desayuno por lo que agradeció, con una plática tranquila comenzaron con su desayuno.

Hace unos días había vuelto de la escuela, lo habían recibido sus padres con un abrazo, su madre más afectuosa que su padre, le había contado sin omitir ningún detalle su estadía en Hogwarts, lo reprendió por romper las reglas pero aún así sonrió ante las anécdotas, todo iba normal hasta que comenzó a tener el mismo sueño.

Se repetía como un mantra, una y otra vez; empezaba dentro de su mansión y terminaba con el ahogándose, no había noche que no soñara lo mismo, comenzaba a deambular por las  noches evitando dormir, su padre lo había sorprendido en uno de los salones dando vueltas para matar el tiempo, había charlado con su padrino y pronto le entregarían pociones para dormir sin sueños.

Draco Malfoy y el Presagio de la Muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora