1. FINALMENTE.

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- ¿Nena, estás ahí? - escuché a Cesar, mientras él entraba a la habitación.

Yo estaba en frente del espejo, rápidamente baje mi blusa y tape mi vientre, me gire hacia donde estaba mi hombre, él estaba en el marco de la puerta con una ceja levantada.

- ¿Qué haces? - me dijo Cesar confundido.

- Nada, solo estaba arreglando mi cabello - sonríe, tratando de que creyera lo que le dije. Se acercó a mí y me tomo de la cintura.

- Mmh, sé que mientes, siempre lo sé, ¿Qué te pasa? - insistió.

- No me pasa nada, ya te lo dije - trate de sonar convincente - ¿Cómo estuvo el trabajo? - lo bese y le pregunte para distraerlo.

- No trates de distraerme, pero está bien, al parecer no me dirás que te pasa, el trabajo estuvo bien, ya sabes siempre lo mismo - sonrió y empezó a besar mi cuello - Te extrañe, extrañe tus besos - me beso tiernamente.

- Yo también te extrañe - lo bese, mientras corría mis dedos por su cabello. Mientras el beso se intensificaba, escuche el llanto de Paul por el monitor.

- Oh, Paul. Debe tener hambre - le dije a Cesar, mientras me alejé de él.

- Oh, pues yo también tengo hambre...de ti y no lloro - dijo Cesar sonriente.

- Cesar...

- Lo siento, nena. Solo bromeo, ve con él, yo voy a revisar unos correos - dijo, mientras tomaba su celular.

- Ahora vuelvo.

- Te espero, nena - me dijo en tono seductor y misterioso.

Ahora soy yo la que me pregunto que esconde, pero decido no decir nada, voy con Paul.

Voy a la habitación y ahí está mi niño llorando así que lo tomo, me siento en la mecedora que está a lado de la cuna, lo acomodo para que tome mi pecho y rápidamente empieza a comer, beso su cabeza varias veces hasta que me doy cuenta de que Cesar está en el marco de la puerta vestido con su pijama y sin camisa, wow jamás me cansaré de esa vista.

- Ese pequeño tiene suerte - dijo, mientras entraba a la habitación, después beso la pequeña cabeza de Paul y luego beso mi cabello - Jamás me canso de verlos - dijo con una pequeña sonrisa.

Para ser honesta no sé si se refiere a Paul y a mí o a mis senos, así que decido cambiar de tema.

- ¿Revisaste los correos?

- Sí, y me di cuenta de algo.

- ¿Qué cosa?

- Te lo diré cuando termines de alimentar a Paul - sonrió con autosuficiencia.

- ¿Qué esconde, señor Parra?

- Es secreto, señora Parra. Es algo bueno, lo prometo - dijo, mientras salía de la habitación, dejándome con la duda.

- Tu papi es un misterio - le dije a Paul que ya estaba satisfecho, así que le saqué los gases, lo puse en su cuna y vi cómo se quedaba dormido.

Fui hacia mi habitación y vi a Cesar en la cama apoyado en la almohada leyendo una revista de negocios, lo vi tan concentrado que decidí ir al baño.

Ya en el baño cepille mis dientes y me quede mirándome en el espejo, han pasado tantas cosas en un año, me siento algo diferente. Paso mis manos por mi vientre y siento la cicatriz de la cesárea, subí mi blusa y toqué mi cicatriz, no me gusta, es tan fea y no sexy.

- ¿Qué haces? - escuche a Cesar, mientras él entraba al baño, rápidamente baje mi blusa, de nuevo.

- Nada solo lavé mis dientes - le dije, mientras evitaba mirar sus ojos.

- No me engañas, nena. Estás rara desde que llegue, que te pasa, ¿Por qué mirabas tu vientre?

- No lo hacía.

- T/n.

Oh genial soy T/n ahora.

- Dime que te pasa - exigió.

- Está bien, veía la cicatriz de la cesárea, no me gusta, es fea, ya no soy sexy, no me gusta y soy mala madre, porque gracias a esa cicatriz tengo a Paul, ¿Feliz ahora? - le dije, mientras ponía mis manos en mis ojos tratando de detener mis lágrimas.

- Hey, no. No llores, no eres una mala madre, no pienses eso - me dijo Cesar, mientras quitaba mis manos de mi cara y me abrazaba - Está bien que no te guste, nena. Pero no eres mala madre, jamás vuelvas a decir eso - me dijo, mientras me llevaba a la habitación y me acostaba en la cama.

- Vamos a ver esa cicatriz, soy experto en ellas - dijo en tono agridulce.

Se puso entre mis muslos y subió mi blusa y bajo mi pantalón.

- Mmh, yo no veo nada malo por aquí - dijo, mientras besaba mi estómago y luego mi cicatriz - Todo está hermoso por aquí - me siguió besando, mientras quitaba mi pantalón por completo junto con mis bragas - Mira lo que encontré algo muy hermoso - dijo, mientras beso mi sexo y mi cuerpo se encendió.

- ¡Oh, Cesar! - gemí - Había pasado tanto tiempo desde que tuvimos sexo. Tal vez 4 meses.

- ¡Lo sé, nena! - dijo Cesar, mientras usaba su lengua - Sabes de qué me di cuenta, mientras alimentabas a Paul...que ya pasaron los 60 días de abstinencia que nos dijo la doctora - me dijo, mientras seguía haciendo su trabajo en mi sexo. Gimo y jalo su cabello. Tan rápido pasa el tiempo, solo Cesar cuenta los días.

- Así que hoy es el día de hacerle el amor a mi querida esposa - dijo, mientras metía su dedo en mi sexo - ¡Oh, sí, nena. Tan lista para mí!

- Oh, Cesar. Por favor.

- ¿Qué, nena. Qué quieres?

- A ti, Cesar. Por favor.

- Y me tendrás, pero primero córrete para mí, nena.

Y me corro con un glorioso orgasmo. Oh, tanto tiempo sin sentir esto. Cesar beso mi boca con pasión, mientras se quitó su pantalón y apareció su virilidad tan listo.

- Espera, Cesar - le dije de repente.

- ¿Qué pasa? - pregunto alarmado.

- Crees... ¿Crees que se sienta distinto? ¿O que duela? - pregunte consternada.

- No lo sé, nena. Iré despacio, como si fuera la primera vez.

- Cesar la primera vez no fuiste despacio - solté una risita.

- Lo sé, pero bueno, puedo hacerlo ahora.

- Sí, supongo - dije, mientras le besaba el pecho - Te amo, hazme el amor.

- Te amo más - dijo, mientras entraba lentamente en mí y se sintió tan bien, gemí y envolví mis piernas en su cintura.

- Oh, Dios, nena. Se siente tan bien, ¿Estás bien?

- Sí, sí, más rápido, Cesar.

Cesar aumento sus embestidas.

- Oh, nena. Te extrañe, extrañe esto.

- Te amo, Cesar - gemí.

- Vamos, nena. Córrete, córrete conmigo - y así fue nos corrimos juntos, sentí como si hubiera alcanzado el cielo. Cesar estaba sobre mí besando mi cuello - Wow - dijo, pude sentir su sonrisa en mi cuello.

- Sí, wow - dije, mientras pasaba mis uñas sobre su espalda. Nos quedamos unos segundo así hasta que moví mis caderas, así que Cesar levanto su cara y pregunto - ¿Segunda ronda?

- Sí, por favor - justo cuando empezamos a besarnos, escuche el llanto de Paul. Empecé a reír.

- Tendremos que esperar, señor Parra.

- Eso parece, señora Parra - dijo, mientras salía de mí - Yo iré, debe ser el pañal - se puso su pantalón rápidamente.

- No te muevas, quédate justamente como estás, si te mueves te azoto, ahora vuelvo.

- Claro, Amo - le sonreí, mientras veía que salía de la habitación.

El amor de mi vida, el padre de mi hijo, mi hombre.

Cesar Parra y T/n Godoy/Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora