Errores || Descendientes ¬ Glassheart

Tómame o Déjame

Red no era una persona celosa.

De verdad, ella no era celosa. Posesiva tal vez, pero no era celosa.

Al menos, eso era lo que pensaba hasta hace diez minutos, cuando vio a Chloe correr de su lado, cuando notó que Claudine estaba sola en la hora del recreo.

—¿Esa es tu caballerosa princesa, mi dama? Tres años sin vernos, y parece que yo he pasado más tiempo contigo.

Red iba a golpear la cara de Ace con un puño, como su amigo no se callara la boca.

—¿Por qué no te vas a buscar a Chester? ¿No tienen una broma que gastar por ahí?

Honestamente, todos habían pensado que, cuando los dos chicos de Wonderland se reunieran en la nueva realidad, recibirían una mejor bienvenida de su princesa. Pero Red no parecía haber estado del mejor humor esas semanas.

Gracias a los dioses, la Reina de Corazones nunca había tenido problemas con su pareja, o el país de las Maravillas hubiera sentido su enojo.

—Cuando tienes ese carácter, eres completamente insufrible— Se quejó el chico, levantando los brazos, antes de darse la media vuelta— Tienes razón. Chester es una mejor compañía que tú.

Red solo rodó los ojos, sin siquiera mirar a su amigo irse, mientras estaba recostada contra su casillero, observando a Chloe con frustración y resignación.

Era la tercera vez en la semana que, a penas salir de clases, Chloe corría hacia Claudine apenas sonaba la campana del recreo, como si fuera su responsabilidad personal asegurarse de que la chica estuviera bien en cada momento del día.

Bueno, siendo específicos, si era la responsabilidad de Chloe. Uma y Ben se lo habían asignado, ¡Pero ese no era el punto!

Claudine no era una niña. Era una adolescente. Sí, una que había sufrido bastante, pero una adolescente al final de cuentas. Podía valerse por sí misma.

Pero claro, Chloe, apenas veía a Claudine sentada, sola, en la mesa del patio, con el ceño fruncido y un libro abierto, y salía corriendo a su rescate.

La princesa Charming llegó en unos segundos a donde estaba, acomodándose a su lado, antes de preguntarle que estaba haciendo.

¡Chloe debía preguntarle a ella que estaba haciendo! ¡No a Claudine!

No, eso era demasiado egoísta. Claudine era una chica genial, y sabía que le gustaba que le preguntaran que hacía, en especial si era Chloe.

¡Pero ella también quería la atención de Chloe!

Entonces, Red vio a Chloe inclinar la cabeza, antes de susurrarle algo a Claudine, que sonrió, riendo.

No pudo aguantar más, Red tuvo que apartar la mirada. Era demasiado para ella, no iba a tolerarlo por mucho más tiempo.

Sabía que Claudine lo estaba pasando mal en la escuela, que Chloe era su única amiga, y la idea de presentarle a alguien más, le parecía ser algo completamente imposible. Y, claro, su amada novia solo estaba siendo la persona amable y considerada que siempre había sido.

Solo que... Chloe ya no se preocupaba de Red de la misma manera que lo hacía con Claudine. Y Red quería sentirse querida, Red quería decirle a Chloe que también quería que se preocupara por cada pequeño detalle de su bienestar.

Aunque eso era demasiado egoísta de su parte. ¡Pero era una adolescente! ¡Y ella también era lo suficientemente inmadura como para querer a su novia solo para ella!

Chloe ya nunca corría hacia ella de esa manera, ni le preguntaba constantemente cómo estaba. Claro, le estaba diciendo todo el tiempo como quería verla ya en la habitación, donde se olvidaban de que existía algo como el toque de queda. Y claro, en todas las clases, Chloe encontraba el tiempo para decirle a Red cuánto la amaba, así fuera en una sola carta, o una hoja donde hacía un corazón con sus colores.