Un Año Después
—¿Por qué no mira en el jardín del vecino? Seguro que Sansón estará montando a la Chihuahua del señor Spencer. Señora Manoban, por el amor de Dios... —Felix apoyó la frente sobre la mesa de su oficina de Nueva Orleans mientras escuchaba la perorata diaria de la anciana—. Ha crecido la población mundial de perros callejeros gracias a su querido bulldog.
—No digas ordinarieces, jovencito.
—No lo hago, señora —se frotó la cara con la mano libre—.
Pero cada día me llama diciendo que Sansón no está y que ha desaparecido. Y cada noche Sansón regresa a su casa para que lo alimente y lo ponga a dormir en la cama.
—Sí, pero un día te llamaré, y Sansón habrá desaparecido de verdad. Es un perro muy mayor y le puede suceder cualquier cosa.
—Señora, créame: mientras haya perras en el mundo, Sansón será inmortal.
Toc toc. Llamaron a la puerta de su despacho.
—Teniente Lee —El oficial Seo Changbin alzó la mano para despedirse de su superior. Ya había acabado su turno diario.
Felix puso los ojos en blanco y deletreó con los labios:
«dispárame. ¡Dispárame!».
El rostro sonrojado del moreno y bueno de Seo se iluminó con una sonrisa.
—¿Es la señora Manoban? —susurró señalando al teléfono.
Felix asintió cansado.
Seo soltó una risita y le dijo:
—Suerte.
Felix lo despidió con un gesto de su barbilla. Mantuvo la conversación con la anciana cinco minutos más, hasta que localizó al perro a través del chip y le dijo en qué esquina estaba: en la calle Perdido con Unión.
—Oh, ahí está la caniche de Jennie —convino la mujer emocionada.
—¿No me diga? —preguntó fingiendo asombro—. Pues, ¡hala! ¿Ya está más tranquila?
—Sí, bonito, gracias. Que Dios te bendiga...
—Y a usted, señora Maloban. Y a Sansón.
—Y a los Estados Uni...
—Amén —bizqueó.
Después de colgar el teléfono, se levantó y repasó los informes de la denuncia por malos tratos que recaía sobre Jay Park, y de la pequeña red de camellos adolescentes que asediaban los institutos de De La Salle, Cabrini y Ben Franklin. Felix y el jefe de policía, Christopher, ya habían repasado las zonas de acción de los grupos. Y mañana habían previsto dar con el facilitador de las pastillas de éxtasis: el capo.
Y, al final, clavó la vista con tristeza en la nota que le había dejado Christopher en la pantalla de su ordenador: «Seonghwa está fuera».
—Joder... ¿Cómo puede ser? —se preguntó, sin poder creerse que ese maltratador estuviera libre de nuevo porque su mujer había retirado los cargos.
Había cosas que no podía controlar; y el miedo y la estupidez de las personas, eran dos de ellas.
Salió de su despacho y condujo con su Mini hasta su casa, en la calle Tchoupitoulas. No podía decir ese nombre sin partirse de risa y pensar que quien le puso el nombre adoraba los «Tchoupitos».
Nueva Orleans era una ciudad más bien tranquila. Después de haber sido parcialmente destruida por el Katrina, responsable de la muerte de más de la mitad de la población, los ciudadanos tomaron conciencia de todo aquello que les rodeaba, y desde que se levantaron de la tragedia, la ciudad vivía en una relativa y sana paz.
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DS Hyunlix
FanfictionLee Felix siempre quiso ser como su hermano Jisung. Por eso, cuando decidió trabajar para la Ley, Felix lo siguió y se esforzó siempre por llegar a su nivel. Ahora, Jisung ha desaparecido, y le piden que colabore en una misión de rescate. Él joven p...