Capitulo 7

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Contrato de sumisión: Convenio firmado por D/S en el que quedan reflejados el contenido, alcance, límites, duración de la relación y pactos entre el amo y la sumisa. Este tipo de contratos ya no se estila, puesto que no tiene validez legal. No obstante, no hay palabra que deba dar más confianza que la de una Amo.

¿Podía una orden ser más erótica? No. Se lo pedía Hyunjin, el hombre que le había dicho todo lo que quería de él como sumiso y todo lo que él tenía para ofrecerle como su amo y tutor.

Requería verlo desnudo. Sintió un poco de vergüenza, pero las palabras de Hyunjin habían sido tan honestas y reverentes que no había modo de que se sintiera ni feo ni imperfecto. No se lo pensó dos veces. Se desabrochó el cinturón que había atado alrededor de su talle, y abrió la bata con lentitud, mostrando la nívea piel de su cuerpo, revelando lo que había debajo. Dejó que se deslizara por sus hombros y cayó alrededor de sus pies, como una nube negra.

—Mírame. —Hyunjin se había sentado de nuevo en el sillón y apoyaba la barbilla en una de sus manos.

Felix levantó los ojos y le miró.

—Quiero que te sientas a gusto desnudo parcialmente, tal y como estás ahora. Estarás así todo el día. Si tienes frío solo tienes que decírmelo.

Felix movió la cabeza arriba a abajo.

—¿Eres tímido?

—No. —Y decía la verdad. No era tímido, pero su cuerpo reaccionaba ante su escrutinio. Punto que él observaba, punto que se encendía.

—Ya veo —contestó con interés—. ¿Estás cómodo con tu cuerpo?

—Ningún hombre está cómodo con su cuerpo, señor —contestó arqueando las cejas.

—Todos tenemos las mismas inseguridades, pero deberíamos querernos de cualquier modo. Tú deberías, Lix. Tienes un cuerpo muy bonito. Hombros elegantes, cintura estrecha, piernas moldeadas y esbeltas, y un estómago levemente redondeado muy gracioso, como las practicantes de danza del vientre.

Felix esperó paciente a que él dijera algo sobre su culo. Sabía que no lo tenía muy grande.

—¿Qué? —Hyunjin leía las expresiones muy bien.

—¿Hum?

—Has puesto cara de esperar algo.

Él se relamió los labios. Tenía que ser honesto para ser un buen sumiso, dar lo mejor de sí y obtener el Óscar al mejor actor en el rol de Dragones y Mazmorras DS.

—No has dicho nada de mi culo. Hyunjin apoyó los codos en las rodillas y se inclinó hacia adelante.

—¿Te sientes inseguro respecto a él?

—No es grandes.

—No importa. Lo que me importa es tenerlo entre mis manos y poder tocarlo. Sea grande o pequeño, y el tuyo es muy bonito. Además, también tienes los pezones rosados y pequeñitos, muy redondos. Me encantan.

Felix entornó los ojos y se sonrojó.

—Gracias.

—¿Gracias qué?

—Gracias, señor.

—Bien. Acércate y siéntate aquí —se palmeó los muslos.

«Vaya, Papá Noél quiere que le diga lo que quiero para Navidad. Pues allá voy», pensó con descaro. Se sentó sobre su muslo izquierdo, pero Hyunjin lo recolocó sobre él, colocando sus pies sobre el mismo sofá, y sentándolo perpendicularmente sobre sus piernas. No sabía cómo ponerse para que su torso no quedaran casi justo a la altura de los ojos de Hyunjin. Vale, no era vergonzoso, pero tampoco un completo libertino. Tenía un poquitín de pudor.

DS HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora