Un siglo ha pasado desde la noche en que el mago prodigio Sergio desató su poder y sumió al reino de Liora en caos y destrucción. Desde entonces, el amuleto que alguna vez portó ha permanecido en el reino, sin brillo... hasta hoy. Ahora, el respland...
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La Trágica Leyenda del Mago Caído
En la vasta historia del Reino de Liora, pocos relatos han perdurado con la misma intensidad que el de la tragedia que desató el mago más brillante y prometedor de todos los tiempos. La historia de Sergio, el joven prodigio que dominó las cinco grandes magias y que, al final, sucumbió a la oscuridad, se cuenta aún hoy como una advertencia de los peligros que acechan cuando se desafía la naturaleza misma de la magia.
Sergio nació bajo una estrella especial. Desde su más tierna infancia, demostró una habilidad excepcional para la magia. Con solo seis años, ya había aprendido a manipular los elementos con facilidad, y a los diez, su destreza superaba a la de cualquier mago en el reino. El rey Nelson Piquet, siempre en busca de jóvenes talentos, lo reconoció de inmediato y lo acogió en su corte, confiando en que sería el protector más grande que el reino jamás tendría.
Bajo la tutela de su maestro Jos, líder de la Asociación de Magos de Liora, Sergio comenzó a perfeccionar su habilidad. Jos, un hombre sabio y experimentado, le enseñó que el dominio de las cinco magias —fuego, agua, tierra, aire y luz— no solo era una cuestión de poder, sino también de responsabilidad. A medida que Sergio dominaba los elementos, Jos le hablaba de la importancia del equilibrio y de no dejarse consumir por la ambición. Sin embargo, mientras sus poderes aumentaban, también lo hacía una oscura presencia dentro de él, una sensación de vacío que Sergio no sabía cómo llenar.
Con el tiempo, Sergio comenzó a sentirse insatisfecho. Aunque ya poseía un poder inimaginable, el joven mago deseaba más, sentía que la magia debía ofrecerle algo más grande, algo que el reino y su maestro no podían proporcionarle. Durante sus meditaciones en el bosque de Arcania, comenzó a estudiar antiguos grimorios olvidados, buscando magia que estuviera más allá de los límites impuestos por Jos y los antiguos magos. Fue entonces cuando, en su búsqueda desesperada, encontró los secretos oscuros de la magia negra, un arte prohibido en Liora, pero que prometía un poder incontrolable.
Al principio, los cambios fueron sutiles. Sergio empezaba a alejarse de su maestro y a pasar más tiempo en solitario, practicando hechizos que nadie debía conocer. Sus ojos, antes llenos de esperanza, comenzaron a reflejar una oscuridad inquietante. La magia negra, alimentada por la ambición y el deseo de poder, comenzó a consumirlo lentamente, borrando la bondad que alguna vez había caracterizado su corazón.
La primera señal de que algo estaba mal ocurrió durante una tarde en el bosque mágico. Sergio, en su intento de dominar todos los elementos al mismo tiempo, provocó un cataclismo que devastó parte del bosque. Criaturas mágicas que antes lo adoraban huyeron de su presencia, sintiendo que algo maligno había tomado control de su alma. A pesar de los esfuerzos de Jos para calmarlo y redirigir su energía, la oscuridad que Sergio había despertado solo crecía, y pronto se volvió evidente que el joven mago ya no era el mismo.
