Max avanzaba con cuidado entre los árboles de Arcania, cada paso hundiéndose en el suelo cubierto de musgo y hojas. El bosque era tan denso que la luz apenas lograba filtrarse entre las ramas, dándole al lugar un aire de misterio y peligro. Estaba tan concentrado en su entorno que casi no notó la pequeña figura que saltó a su camino, bloqueándole el paso con los brazos cruzados y una expresión de evidente fastidio.
—¡Oye, humano, ¿tienes oído o no?! —chilló la criatura—. ¡Te estoy hablando!
Max se detuvo y miró hacia el suelo. Ahí estaba una criatura diminuta y curiosa, observándolo con una mezcla de irritación y desafío. Era pequeña y de piel blanquecina, con ojos brillantes y vivos. Su ropa parecía estar hecha de musgo verde, como si el bosque mismo la hubiera tejido. Sobre su cabeza llevaba un sombrero improvisado, adornado con pequeños hongos de vivos colores. Aunque su voz era irritable, su aspecto no dejaba de ser tierno y peculiar
—¿Quién eres tú? —preguntó Max, inclinándose un poco para verlo mejor.
La pequeña criatura rodó los ojos y suspiró, cruzando sus diminutos brazos.
—Soy Glim, un Brythian, espíritu del musgo y defensor del bosque de Arcania —respondió el pequeño ser, inflando el pecho con orgullo y lanzando a Max una mirada desdeñosa—.
Max sonrió, casi divertido, pero enseguida intentó mostrarse serio.
—Oh, claro, Glim, un espíritu del musgo —repitió, tratando de sonar comprensivo mientras asimilaba la situación—. Y... ¿tú me has estado observando todo este tiempo?
—He visto tus torpes pasos desde que pusiste un pie en el bosque. —Glim inclinó la cabeza, mirándolo con una mezcla de reproche y travesura—. Y parece que no entiendes que este no es lugar para un humano. ¡Lárgate ya antes de que la gran guardiana Carola te haga pagar tu insolencia!
Max levantó las manos en un gesto conciliador.
—No busco problemas, Glim. Respeto este bosque y a sus guardianes. Solo he venido porque en el reino se cree que el gran mago ha regresado. Su amuleto ha brillado de nuevo, señalando su presencia. Y si realmente vive, el reino necesita su ayuda, pues...
—¡Mitos y leyendas! —interrumpió Glim con impaciencia, agitándose con irritación—. ¿Es que los humanos nunca se cansan de repetir las mismas historias tontas? ¡Sergio murió hace mucho! El propio reino se aseguró de eso. ¿No te basta con la historia de cómo lo sellaron? ¿Qué más necesitan? ¿Escuchar sobre su regreso les llena de esperanzas o de miedo? Porque te aseguro, humano, que lo que buscas no existe ya. ¿Que necesitas su ayuda? ¡Bah! ¡Qué tontería! —exclamó con sarcasmo, rodando los ojos—. ¡El gran mago fue sellado! ¡Destruido! ¡Esos brillos no son más que casualidades, chispas sin sentido!
Max lo observó, desconfiado.
—Entonces... según tú, Sergio no ha regresado.
—¡Exacto! —chilló Glim, con los brazos en jarras—. ¿Qué te hace pensar que sobrevivió a aquella noche? ¿Acaso no fue el propio reino el que acabó con él? ¡Los humanos destruyen todo lo que tocan! ¿Qué derecho creen tener de venir aquí, a buscar a alguien que, ustedes, destruyeron? ¡Vuelve a tu castillo y deja de molestar!
Max lo miró con escepticismo, pero Glim no se detuvo.
—Si realmente estuviera aquí, ¿de verdad crees que estaría esperándote como si nada hubiera pasado? —prosiguió Glim, bajando la voz a un susurro dramático—. Estamos hablando del "Destructor de Liora". Un mago temible, un ser sin humanidad. Él fue quien arrasó no solo con el reino, sino también con partes de este bosque. Carola, la gran guardiana, aún habla de aquella noche... de cómo las sombras invadieron cada rincón. Y tú, un simple caballero, crees que puedes enfrentarlo... o que él te escuchará.
ESTÁS LEYENDO
El gran mago de Liora ~ Chestappen
FanfictionUn siglo ha pasado desde la noche en que el mago prodigio Sergio desató su poder y sumió al reino de Liora en caos y destrucción. Desde entonces, el amuleto que alguna vez portó ha permanecido en el reino, sin brillo... hasta hoy. Ahora, el respland...