Eclipse

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Te extraño, te extraño día y noche.
Te extraño, como si no hubiese un mañana, como si cuando tu rostro aparece en mí mente las agujas del reloj pararan, me pierdo en mis pensamientos, como una manada de libélulas en plena luz del día. El recuerdo de tu calor es mí refugio, y a la vez, mí perdición. No sé dónde guardar mis sentimientos ahora que no estás, tu ausencia es la razón de mi llanto, de mis lamentos; de mis trasnoches en pena, de mis huidas a la tenue luz que aún cuidaba tus ojos, antes de aquel día, antes de acabarlo todo.
Aún escucho los latidos de tu corazón; asustados, temiendo por qué pasará después, ¿Y si no había uno? ¿Y si todo acababa en tan solo un abrir y cerrar de ojos? Pensaste mucho, demasiado, quizá debiste hacerlo menos, quizá debiste dejar el temor de lado y actuar, como siempre decías. Tu voz, siempre repitiendo la misma melodía, aún retumba sobre las paredes de mí pecho, todas y cada una de las palabras que alguna vez me dedicaste permanecerán en mí memoria, diría para siempre, pero la primera y última vez que estuve seguro de eso terminé arrepentido, repitiéndome que tal promesa nunca podría acabar de cumplirse; devastado caí rendido sobre los fríos pastizales, dónde no había más que flores secas, pétalos marchitos deseando terminar con su desgracia y hundirse en el frío eco de la soledad, esperando así por fin descansar en paz, si es que el tiempo se los permitía. Recuerdos somnolientos recorrieron todo mí cuerpo, como un escalofrío, mezcla de nostalgia y arrepentimiento. "¿Por qué?" era la pregunta que protagonizaba todos y cada uno de mis lamentos, era inevitable buscar la razón de que, de todas las personas, hayas tenido que ser tu. "La Luna seguirá brillando mientras el Sol la acompañe", de todos los soles, los ángeles, ¿Debías ser tú el que abandone primero a la Luna? Dicen que las estrellas más grandes y brillosas son las que mueren más rápido. Aquella luminosa estrella a la que bautizamos con tu nombre desapareció hace ya mucho tiempo, entonces, ¿Por que sigo viéndola? En ese cielo, esa galaxia a la que llamamos hogar, su brillo sigue iluminando mis cansados ojos cada vez que logra captar mí atención, ¿Será que llegaste tu a reemplazarla antes de que se desintegrara completamente? Cuando la veo pienso en ti, en tu inolvidable sonrisa o tu indescifrable pasado, el cual no me diste suficiente tiempo para sanar, antes de que te consumiera lentamente. "El Sol también debe tener un lado oscuro que nadie tiene permitido ver, ¿No crees?" Dijiste perdiéndote en aquel último Eclipse, contemplando como su luz era tapada por la oscuridad de la Luna, su compañera, su mejor amiga.

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