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Jueves 14 de abril Empresa Wayne 2: 50 P.M

Bruce Wayne, uno de los hombres más imponentes en el mundo de los negocios, siempre mantenía una imagen seria y reservada. Pero desde que su hija Ariadna había llegado a su vida, todo parecía haber cambiado de una manera sutil, pero significativa. Ahora, el mundo que giraba a su alrededor se enfocaba más en ellos, en ese vínculo tan inesperado pero poderoso que había formado con su pequeña hija.

Un suspiro profundo salió de sus labios mientras dejaba los documentos sobre su escritorio. Llevó una mano a su rostro, frotándose las sienes, antes de pasar los dedos por su cabello hacia atrás, un gesto habitual cuando buscaba despejarse un poco. Al voltear, no pudo evitar notar a su hija, Ariadna, vestida con una adorable pijama azul y pantuflas de perrito a juego. Para rematar, llevaba un gorrito azul de su caricatura favorita, "Las pistas de Blue". Se veía completamente concentrada en su propio pequeño mundo, mientras coloreaba con sus crayolas en las hojas que él le había dado momentos antes.

Bruce la había traído a la oficina hoy porque no había otra opción. Sus hijos mayores estaban ocupados: Tim lidiaba con la presión de los exámenes, Damián estaba sumergido en sus estudios, Jason llevaba días sin regresar de su misión, y Dick tenía sus propios compromisos en la Torre de los Titanes. Alfred, con su habitual sabiduría, había sugerido que Ariadna pasara el día con él. "Es la edad en la que quiere estar cerca de su padre", había dicho Alfred con ese tono suave pero persuasivo. Aunque al principio la idea de llevar a su hija pequeña a su oficina lo había desconcertado, ahora se daba cuenta de que era una oportunidad para acercarse más a ella.

Ariadna, ajena a todo ese torbellino de responsabilidades que su padre solía cargar, estaba feliz en su pequeño rincón del mundo, dibujando con entusiasmo en el suelo de la oficina. Bruce la observaba con una ternura que no mostraba a menudo. Era sorprendente cómo esa niña tan pequeña podía tener un efecto tan grande en él. Había pasado tanto tiempo enfrentando las sombras del mundo, que ahora, en presencia de Ariadna, todo se sentía más... liviano. Ella traía luz a su vida de una forma que nunca había esperado.

-Papá, mira lo que hice -dijo Ariadna de repente, rompiendo el silencio con su dulce voz, mientras levantaba una de sus obras maestras.

Bruce se inclinó ligeramente en su silla, observando el dibujo que le mostraba. Era una mezcla de colores, formas y trazos infantiles que formaban lo que parecía ser él, con una capa, y ella a su lado, sonriendo.

-Es muy bonito, Ari -respondió Bruce, con una sonrisa suave que solo Ariadna era capaz de sacar de él. Su voz era cálida, diferente al tono firme que solía utilizar en sus reuniones de negocios.

La niña se acercó a él, arrastrando sus pantuflas y sosteniendo el dibujo con orgullo. Bruce la levantó en sus brazos, acomodándola en su regazo. Ariadna se acurrucó cómodamente contra su pecho, dejando caer las crayolas al suelo.

-¿Sabes, papá? Me gusta estar contigo aquí. -Su voz era pequeña y somnolienta, como si el cansancio comenzara a ganarle.

Bruce miró a su hija, sorprendido por lo mucho que esas simples palabras significaban para él. La abrazó con delicadeza, su mano grande descansando suavemente sobre su espalda mientras ella se acomodaba aún más en su regazo.

-A mí también me gusta que estés aquí, Ari -murmuró Bruce, más para sí mismo que para ella.

Para Bruce, escuchar esas pequeñas palabras de cariño de su hija aún le resultaba algo sorprendente. Ariadna siempre encontraba la manera de expresar lo mucho que lo quería, y lo hacía con una sinceridad y entusiasmo que a veces lo desarmaba. Era algo a lo que no estaba acostumbrado, especialmente porque sus hijos mayores rara vez lo decían, con la excepción de Richard, que en momentos especiales le confesaba lo orgulloso que estaba de tenerlo como padre. Bruce sabía que con Ariadna tenía la oportunidad de ser un padre diferente, más presente, más protector, antes de que ella comenzara a explorar el mundo por sí sola. Y aunque aún le costaba asimilar la idea, sabía que era importante que ella lo viera no solo como Batman, sino como su padre, alguien que siempre estaría a su lado.

Batman's little girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora