Mi musa

7 1 0
                                    

Mi musa se ha ido

y mis letras escapan tras ella, pero

ella no vuelve.

El dolor que desprende mi abatido corazón, después del puñal que me clavó,

es lo último que me queda de ella.

Por eso, empuño la espada, la tuerzo y hago que duela, que duela para que extrañarla me hiera menos, para que el saber de la existencia del otro no me nuble el pensamiento.

Que duela más el corazón lagrimeando un mar rojo, a lo que ya duele su ausencia.

Me he hecho masoquista por ella, porque el dolor es lo último que amena su ausencia.

El diario de DaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora