Era un día normal cuando decidí abrir Instagram. Me senté en el sofá, disfrutando de un café y revisando mis notificaciones. Entonces vi un mensaje de un chico llamado Lucas respondiendo mi historia.
Lucas: ¡Me encanta esta foto! ¿Dónde la tomaste?
Mica: Gracias, fue en la playa el fin de semana pasado. ¡Deberías venir la próxima vez! —escribí, tratando de ser juguetona.
Lucas: Siempre he querido ir a esa playa.
A partir de ahí, nuestras conversaciones comenzaron a fluir. Intercambiábamos mensajes casi todos los días, hablando de nuestras bandas favoritas, películas y anécdotas divertidas. Cada conversación se sentía natural, como si nos conociéramos de toda la vida.
Una tarde, mientras revisaba mis mensajes, me llegó otra notificación de Lucas.
Lucas: ¿Qué tal si nos conocemos en persona?
Mica: No sé, estoy ocupada —respondí, intentando mantener un tono juguetón. —¿Te imaginas que solo soy un robot?
Lucas: Siempre me ha gustado la idea de hablar con un robot. Pero no, quiero conocerte en persona.
Unos días después, mientras me preparaba para salir a comer, recibí otro mensaje de Lucas.
Lucas: Dame tu número y seguimos hablando por WhatsApp.
Mica: No, mejor sigamos por aquí. Es más divertido.
Lucas: Como quieras, pero me gustaría escuchar tu voz. ¿Hacemos una llamada?
Me detuve a pensar. La idea de escuchar su voz me intrigaba.
Mica: Está bien, pero solo por unos minutos.
Al poco tiempo, el teléfono sonó.
Lucas: Hola, soy Lucas.
Mica: Hola, soy Mica. Así que, ¿eres el famoso DJ de fiestas? —bromeé.
Lucas: Exacto. En mi mente, soy el mejor DJ del mundo.
Mientras hablábamos, me di cuenta de que Lucas era encantador y divertido. La conversación fluía sin esfuerzo, y sentía que me conocía un poco mejor.
Lucas: ¿Tú qué sueles hacer en tu tiempo libre?
Mica: Generalmente, paso el rato con amigos o miro series. A veces salgo a comer.
Lucas: Lo mismo, aunque a veces me gusta explorar la ciudad. Hay tantos lugares nuevos que descubrir.
La charla continuó, y el tiempo pasó volando. Cuando finalmente colgamos, no podía dejar de sonreír. Había sido una llamada divertida y natural.
Durante los días siguientes, continuamos enviándonos mensajes y haciendo pequeñas llamadas. A veces, me preguntaba cómo era posible que una conexión tan buena hubiera surgido de un simple comentario en Instagram.
Una noche, mientras me preparaba para dormir, pensé en lo que me había dicho.
Mica: Deberíamos salir a comer algún día.
Aunque la idea me emocionaba, decidí mantenerlo en mente. No quería apresurar las cosas; aún era pronto.
Al final, lo que empezó como un mensaje respondiendo una historia se estaba convirtiendo en algo especial, aunque todavía no sabía hacia dónde nos llevaría.
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Lo que fuimos
RomanceEste libro es mi intento de inmortalizar lo que vivimos, de preservar cada momento de amor, cada sonrisa y cada susurro que compartimos. Porque, aunque nuestra historia fue breve, el impacto que dejó en mi vida será eterno. Ojo, este libro contiene...