Ya había llegado el día, el día de la fiesta de mi mejor amigo Saúl y el no me dejaría ir. ¿Porqué? por el simple echo de que mis padres dijeron que no y el obviamente como buen empleado no me dejaría ir, pero seamos sinceros a quién le importa eso, por lo menos a mi no yo ya tenía un plan perfecto.
En la tarde al bajar las escaleras se me hizo un poco raro no verlo en la sala siempre estaba sentado o al lado de las escaleras. Si siempre andaba en lugares donde pudiera verme, era un maldito problema pero me iba a deshacer de el, siempre lo hacía de los demás, quizás me equivoqué al pensar que el era igual a los demás
- Buenas tardes, señorita Caruso - escuché al entrar a la cocina, este maldito hombre y su costumbre - Te levantas muy tarde.
Mis ojos lo miraron de arriba abajo, como si estuvieran buscando algún detalle, el andaba en pijama unos pantalones de algodón y una camisa larga. Al parecer yo no era la única levantándose tarde.
- Deja de llamarme por mi apellido tengo un nombre -me queje y mire un mensaje en mi móvil "era de Saúl"- Al parecer tu también te has levantado tarde.
El sonrió y lo tengo que admitir su sonrisa era perfecta, si era el hombre al que odiaba pero era muy guapo.
- ¿Quien te escribe a esta hora? - pregunta mientras se cruza de brazos, no le iba a responder.
Sentí como se acercó a mi y me miró fijamente, evaluando mi expresión y todo lo demás. Que estaba haciendo buscando que le hablara? Pues definitivamente daba miedo.
- Es un amigo - respondí y me aleje obvio no sabía que decir ni como actuar lo odiaba, pero tenía que aguantarlo - A ti que te importa con quién hablo?.
- No me importa, al contrario me da igual con quién hables - definitivamente cada día me caía peor y solo llevábamos conviviendo 3 días.
Ya era de noche y obvio no me iba a perder la fiesta, Saúl no me lo perdonaría. Ya todo estaba listo, me haría por detrás allí nunca había nadie, saldría sin que el me viera. Nunca han oído que mientras más lo planeas peor te sale? Pues eso me pasó a mi.
Cuando estaba bajando las escaleras el estaba sentado de espaldas a ellas al parecer estaba mandando mensaje, no alcancé a ver a quién, pero supongo que no me importaba. Al salir de la casa ya el taxi me estaba esperando afuera, solo fue subir y salir de ahí. Mi plan había funcionado o al menos hasta ahora.
Al llegar a la fiesta estaba todo en orden como siempre, todas las fiestas o reuniones de Saúl eran las mejores. Al llegar lo ví desde lejos estaba hablando con una chica pero se acercó corriendo a mi.
- Liz pensé que no vendrías - comenzó abrazarme - Llegas 2 horas tarde.
- Lo siento -me disculpe y me reí un poco siempre estaba de mal humor así que era bueno reírme de vez en cuando - tenía que deshacerme de mi apestoso guardaespaldas.
Saúl comenzó a reírse, su risa era contagiosa o muy pegajosa. Ambos fuimos a bailar a la pista de baile. Las chicas lo rodeaban, él era el típico popular, pelinegro de ojos marrones, con abdomen bien formados y en perfectas condiciones, quién no querría salir con el?.... La verdad es que yo, porque ya sabía sus secretos, debilidades y hasta que le rompía el corazón a todas era rompe corazones.
Mi celular comenzó a sonar no escuchaba el tono de llamada, pero si la vibración ya que lo tenía en la mano. Mi verdadero miedo salió cuando ví que era un número desconocido, no sabía si contestar o no, pero me daba más miedo de no hacerlo y que fuera algo importante.
- ¿Si dígame? - dije lo más tranquila posible aunque la música transmitía mucho ruido.
- ¡Hasta que contestas! - Mierda era Liam y su voz era de puro enojo - ¿Dónde diablos estás?.
Yo ya no sabía si responderle o colgar la llamada y que luego el le contara mis padres, eso iba a ser mucho pero. Me había metido en problemas, muy serios problemas. Así que escribí un mensaje con mi dirección y se lo envíe
- Ya te mandé mi ubicación - dije como si no me importará cuando la piel la tenía de gallina.
- voy por ti - su voz estaba como nunca sabía que no podía hacer nada y que iba a tener que aguantar sus regaños, ya que me los merecía.
Como es de esperar me despedí de Saúl y sali de su casa, esperando a Liam en la puerta. Pasaron 10 minutos sin mentir y ya el estaba justo afuera, me sorprendió que hubiera llegado tan rápido. Lo ví salir del auto y lanzar la puerta con fuerza, mientras se acercaba a mi
- ¡En qué estabas pensando! - su grito hizo que diera un paso atrás - te pudo haber pasado algo.
- Pero estoy bien ok - respondí con mi mal humor, en realidad no estaba enojada solo me daba miedo que le contará a mis padres. Ellos me castigarían de por vida sin exagerar.
Subí al auto al auto, Liam no dijo nada más y yo tampoco. No sabía si prefería oírlo regañarme o en silencio, no sabía que decir, no quería arruinar más las cosas. Seamos realistas ya la había cagado bastante aunque yo no lo admitiera.
Al bajar del auto, él lanzo la puerta nuevamente con fuerza, haciendome voltear a mirarlo. Se acercó un poco a mi.
- Odio tener que cuidar a una niña como tú - Sus ojos estaban fijos en los míos.
Esas palabras resonaban en mi mente ¿"una niña como yo"?. Lo mire fijamente y decidí preguntarle.
- ¿Una niña como yo? que quieres decir - pregunté mirándolo a los ojos con enojo - para empezar no soy una niña ya casi soy mayor de edad.
- Quiero decir que eres una niña mimada, una niña irritante que está acostumbrada a tener lo que quiere cuando quiere - sus palabras eran duras pero no decía mentiras eran ciertas y eso me molestaba - ¿Eres casi mayor de edad? eres tan inmadura que no lo pareces
Sus palabras eran demasiado duras yo ya no quería seguir con la conversación ya estaba enojada, mi mal humor había regresado. Sus palabras eran irritantes pero ciertas, mis padres me daban lo que quería siempre, aunque no lo necesitará o ya lo tuviera.
- Cuida tus malditas palabras porque trabajas para mí - dije frustrada no sabía lo que decía, no pensaba con claridad. Lo odiaba pero no tenía que tratarlo así.
- Tienes razón, señorita Liz - paso justo a mi lado entrando a la mansión - Pero no me pidas que te trate o te hablé bien porque no lo haré.
Era tan difícil entenderlo? Pues yo no lo sabía, sus palabras me hacían no saber nada ni pensar en nada. Decidí no insistir mientras no le contara a mis padres que me había escapado todo estaría bien, pero sus palabras me sacaron mucho de onda tanto así que toda la noche me la pasé pensando.
Al estar acostada en mi cama me la pasé pensando, no podía dormir sus palabras resonaban en mi cabeza era tan irritante, decidí salir al balcón. La noche estaba perfecta, corría un aire fresco, tanto así que me erizaba la piel. Mis pensamientos eran sencillos hacerle la vida imposible para que me dejará sola y renunciara no era tan complicado.
NOTA DE LA AUTORA: GRACIAS POR LEER ESPERO LES ESTE GUSTANDO, NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR ♥️✨🌈
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A dos pasos de ti
Любовные романыUna chica mimada, engreída y que está acostumbrada a que le den todo lo que quiere. Al contrario de el su guardaespaldas un hombre maduro, frío, distante y que solo piensa en su trabajo osea protegerte y nada más. ¿Pero? ambos se odian a más no pode...