Capitulo Cuatro: 𝐒𝐢𝐧 𝐨𝐩𝐜𝐢ó𝐧.

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ADVERTENCIA: Lenguaje vulgar, temas relacionados a la depresión/estrés

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ADVERTENCIA: Lenguaje vulgar, temas relacionados a la depresión/estrés.

Lucifer observó su figura reflejada en el espejo, notando cada detalle que delataba el desgaste que había sufrido en las últimas tres semanas. Las ojeras bajo sus ojos eran testigos de las horas que había pasado sin descanso, atrapado en sus batallas internas. Su cabello desordenado era un recordatorio de sus intentos fallidos de arreglarse, y los temblores en sus manos revelaban la tensión que lo consumía. Respiró hondo, tratando de motivarse a sí mismo, buscando un atisbo de determinación entre la niebla de su angustia.

Tomó una pastilla, la única manera que conocía para intentar quitar el malestar de su cuerpo. Con un último suspiro y una crítica mirada al espejo, salió de su cuarto, decidido a enfrentar la mañana.

Las palabras de Alastor resonaban en su mente, taladrando su conciencia mientras abría la puerta."No puedo permitir que te deshagas sin al menos una salida." "Estás cansado de luchar, cansado de sentirte atrapado en el ciclo de pena."

"La propuesta sigue en pie si continúas en desesperación."

Aquellas frases lo perseguían, y aunque sabía que Alastor era un demonio, un pecador entre pecadores, no podía evitar sentir que había algo en su oferta que lo atraía. No era que le tuviera miedo; para Lucifer Morningstar, Alastor no era siquiera un rival.

Pero... podía ser un posible acompañante en su soledad.

Lucifer negó con fuerza, sacudiendo la cabeza para ahuyentar esos pensamientos. No podía pensar en ello. Bajó las escaleras y se encontró con su hija, Charlie, y su prometida, Vaggie.

— ¡Buenos días, pá! —exclamó Charlie, su energía radiante llenando la habitación.

— Buenos días, manzanita. —respondió Lucifer, sonriendo tiernamente. Intercambió una mirada cómplice con Vaggie, un silencioso buenos días que decía más de lo que las palabras podrían expresar.

— Saldré al hotel, quieren entrevistarme. Después de... la lucha, sangrienta y... —Charlie titubeó, pero Lucifer la calmó con un gesto— Todo eso. ¡Podre decirles sobre el hotel y la redención!

— Entiendo perfectamente. Ten mucho cuidado y suerte.

Esas simples palabras parecieron llenar el corazón de su hija de confianza. Charlie se dirigió a la salida junto con Vaggie, y Lucifer se percató de cómo entrelazaban sus manos, un pequeño gesto que lo llevó de regreso a recuerdos de momentos pasados con Lilith. Su corazón se encogió ante la nostalgia.

Desvió la vista y cambió de dirección, sentándose en el sillón más cercano. Observó a su alrededor en busca de distracción, pero lo único que capturó su atención fue la conversación entre el gato y la araña en el pequeño sofá cerca suyo, o su celular, que parecía ser un mero objeto decorativo, ya que solo lo usaba para hacer cálculos simples de 1 + 1. Suspiró rendido, mirando al suelo, sintiendo el peso del desasosiego.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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