NAHIA
12 horas y 14 minutos más tarde y con algún descanso entre medias, por fin llegamos a Nueva York. No puedo evitar pegar mi mirada detrás del cristal y observar la cuidad con asombro y emoción, uno de mis sueños se había hecho realidad y no podía contener la felicidad.
Gracias al GPS, encontramos el que sería mi nuevo apartamento, estaba situado cerca del centro, por lo que no me supondría mucho esfuerzo caminar hasta allí. Justo en frente de nosotros, está la furgoneta de la mudanza estacionada.
Sin más preámbulo, mi padre y yo salimos del coche para ayudar a subir cajas.Cuando me paro en frente del edificio me quedo unos minutos apreciándolo, embobada por la fachada y los colores que lo forman, parecía sacado de una película.
-Que, ¿contenta?- me pregunta mi padre sacándome de mis pensamientos-.
-Es increíble papá- le respondo sin dejar de mirar el edificio-.
-Y ahora es tu nuevo hogar- comenta con una sonrisa -venga, vamos a subir las cajas-.
Asiento y entro por la puerta, con dos cajas en mis manos, una apoyada sobre la otra, son tan grandes que tengo que asomar la cabeza por un lado para no caerme.
Mientras subo las escaleras con cuidado para no tropezarme, pienso en la cantidad de cosas que voy a hacer en mi nuevo apartamento, son tantas las que ocupan mi cabeza que no me doy cuenta hasta dos minutos más tarde, de que me he chocado con alguien en el pasillo.
-¡Oye cuidado!- dice el joven que tengo delante, al que gracias a estas enormes cajas no puedo ver.
-¡Lo siento!- respondo de inmediato, me giro a un lado para poder verle la cara. Era un chico alto, bastante para ser exactos, su piel era clara y sus ojos verdes, su mirada fría se caracterizaba por ir acompañada de un pelo castaño desenfadado. Estaba apoyado en mitad de la barandilla, con los brazos cruzados, para mi buena suerte, unos grandes brazos.
-Ten más cuidado, podría haberme caído encima de ti o algo - replica con un gruñido, la verdad no me hubiera importado haberle tenido encima.
-lo siento de verdad, las cajas son más grandes que yo y no te he visto, tendré más cuidado - noto como me inspecciona con la mirada y después observa las cajas.
-¿Te mudas al tercer piso?- me pregunta sin mostrar emoción alguna.
-Sí, ¿vives aquí?- pregunto para asegurarme aunque pueda parecer muy obvio.
-No, suelo entrar en los edificios para chocarme por los pasillos - me responde con un tono sarcástico, aunque para ser sincera, se sintió como una amenaza -Sí, vivo en el cuarto piso.
-Entonces seremos vecinos...Nahia, encantada- intento ofrecerle la mano, pero casi se me caen las cajas así que la retiro de inmediato.
-Aiden- responde de manera seca -Deberías dejar esas cajas antes de que le caigan a alguien encima- dice antes de seguir bajando las escaleras, antes de desaparecer, se para un momento, me mira por encima del hombro -Ah y encantado...Nahia - dice con una sonrisa fría que se desvanece en cuestión de segundos.
Tras un momento de confusión, continuo subiendo las escaleras hasta que por fin llego al tercer piso. Dejo las cajas dentro del apartamento vacío y lo observo en silencio.
-Bueno pues eso es todo cariño- aparece mi padre por detrás- Ya hemos vaciado todo el camión, cualquier cosa que necesites me lo haces saber-.
Asiento con una sonrisa y me acerco a él para darle un último abrazo
-Muchas gracias papá-.
-Por mi princesa lo que haga falta- me da un beso en la frente antes de atravesar la puerta, hasta que finalmente solo somos el silencio y yo en aquella habitación vacía.
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En el mismo edificio
Storie d'amoreCuatro jóvenes de distintas ciudades coinciden en un mismo edificio, compartirán momentos memorables y quién sabe si el amor surge entre ellos....